Neil Young y Simone Felice

10/08/2012

Luis Picabia. El canadiense, Neil Young, hace una lectura demoledora del folklore de EE.UU y Simone Felice, tras avatares diversos, publica un gran disco.

Neil Young: Rompiendo las codas
El canadiense hace una lectura demoledora del folklore de EE.UU.

Neil Young gusta de dar bandazos con su viejo Chevrolet. También con su carrera artística. Cuando mayor era su éxito con el country, se adentró en el rock más visceral. Cuando ya era un gurú en ese género, se introdujo en el techno, luego el rockabilly y, más tarde, en el grunge. Puede con todo. Ahora, ha irrumpido en el folklore tradicional de EE.UU rompiendo sus codas e himnos más clásicos.

Para ello ha contado con Crazy Horse, su pandilla de rústicos amigos que han afilado las motosierras con forma de guitarras, bajo y batería; han seleccionado once tonadas que forman parte de la cultura de EE.UU y han puesto en marcha una batidora gigante que sirve para transformar unos cánticos apacibles en cargas de profundidad.

Junto a la sorpresa del tratamiento heterodoxo y turbulento de “coplas” americanas tan famosas como “Tom Dulla”, “Clementine”, “Travel On” o “This Land is Your Land”, destacan, también, el sonido de la banda, pletórico de toques garageros, una versión delicadísima de “Wayfarin´Stranger” y otra, mordaz, de “God Save The Queen”. El disco, por si no lo habían adivinado, se llama “Americana”

Sello: Reprise. Precio:17. Discografía selecta: “Rust Never Sleeps”, “Ragged Glory”, “Harvest”. Influencias: Ronnie Hawkins, Robert Johnson, Tim Rose. Influye en: Todos los músicos occidentales.

Simone Felice, de la desgracia, virtud
Tras avatares diversos, publica un gran disco.

Como si el destino no quisiera que su apellido se acercara a la realidad, a Simone Felice le jugó bastantes malas pasadas. Padeció un peligroso aneurisma con doce años, murió un hijo suyo poco antes de nacer y hace unos meses tuvo un infarto del que se restableció tan bien que ha grabado un álbum pleno de belleza e introspección.

Se titula “Simone Felice” y nos enseña muchas de las cosas que nos había mostrado ya con los Felice Brothers y con The Duke and the King. Que tiene sensibilidad, que ha escuchado a Dylan, Young y The Band, sin descanso y con provecho y que hace baladas vulnerables, de emoción contenida y sentimiento a flor de piel.

Canciones como “Charade”, “New York Times”, “Courtney Love” (que pondrá celoso, allá donde esté, a Kurt Cobain) o “Ballad of Sharon Tate”, indican que los avatares trágicos le dan fuerza para hacer arte de los mismos. Igual que ha hecho con su libro “Black Jesus”. Bueno, también saca fuerzas de otras cosas. Por ejemplo, del nacimiento de su hija Perla, a la que parece dedicar maravillas como “Dawn Brady´s Son”.

Sello: V2. Precio:17.

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