Iberia y British se fusionan con vocación de incorporar nuevos socios

30/11/2010

Maite Vázquez del Río. Ambas compañías tienen aún pendientes alcanzar acuerdos con sus trabajadores. Los británicos, con sus técnicos de cabina; los españoles con sus pilotos.

Más de cinco años de negociaciones, los dos últimos con reuniones muy intensas han dado lugar a la creación del International Airlines Group (AIG), que comenzará a funcionar el próximo 24 de enero, un grupo que preserva la identidad de las marcas Iberia y British Airways, que tendrá su sede en Madrid, que será presidido por el actual responsable británico Willie Walsh y que tendrá como consejero delegado al presidente de la aerolínea española, Antonio Vázquez, quien aseguró que “AIG nace como un proyecto ganador”, uno de cuyos objetivos es incorporar nuevos socios, ya sea vía alianzas o fusiones.

Este martes, tras el visto bueno de los accionistas de cada aerolínea, era día de exhibir el proyecto con orgullo y satisfacción. AIG es ya el tercer grupo del sector aéreo europeo y el sexto de todo el mundo. Sus sinergias llegarán a suponer un ahorro de 400 millones de euros dentro de cinco años. Solo en su primer año de funcionamiento alcanzarán los 72 millones, aunque ni Vázquez ni Walsh se han aventurado a hablar de sus previsiones para su primera cuenta de resultados conjunta.

Pero lo que sí reiteraron hasta la saciedad es su condición de “estar abiertos a oportunidades potenciales” de incorporación de nuevos socios en el futuro. Y con un objetivo todavía mayor: “crear un grupo multinacional con distintas marcas”, según enfatizó Walsh, quien coincidió con Vázquez que en estos momentos el único obstáculo para lograrlo es la imposibilidad jurídica de alcanzar acuerdos transatlánticos. Aunque no descartan que en un futuro inmediato se pueda lograr, dada la liberalización que está viviendo el sector en la última década.

En este empeño ya hasta tienen identificados sus posibles socios, a la espera de que los gobiernos cambien las legislaciones, sobre todo, por quién debe tener la propiedad de una compañía con sede en cada país, algo que en Iberioamérica, Norteamérica o Asia todavía no está despejado en materia de fusiones transfronterizas. Solucionado ese escollo “habrá oportunidades emocionantes”, según se mostró convencido Walsh.

En estos momentos, en que IAG está a punto de empezar a caminar, es “prematuro” pensar en nuevos socios, concretó Vázquez, para quien la actual situación económica ha obligado al sector a un ajuste que está dando grandes grupos, IAG es ya “un proyecto ganador”, ya que su punto de partida es una facturación anual de 15.000 millones de euros anuales y una cuota de mercado de más del 21%. Por este motivo, como agregó Walsh, el nuevo grupo quiere “jugar un papel fundamental”.

De cara a los clientes, IAG muestra sus potencialidades en todos los destinos del mundo. La apuesta es por la larga distancia, donde el grupo pretende crecer y encontrar el verdadero negocio. British aporta sus mercados entre Europa y Norteamérica y Asia; Iberia, hacia Iberoamérica. Y pensando en los inversores, la intención es repartir dividendos a medio y largo plazo. A corto plazo todo dependerá de los compromisos de British y el plan de pensiones de sus trabajadores. “IAG puede pagar dividendos desde ya”, aseguró Vázquez, quien se mostró convencido de que las restricciones de British “no implican que no se puedan pagar”. Pase lo que pase, aseguró el empresario español, “IAG nace con voluntad de remunerar al accionista”.

En este sentido, argumentó los 400 millones de sinergias previstos en cinco años, el 60% procedentes de costes y el 40% por los mayores ingresos que se obtendrán. En el primer año de funcionamiento, estas sinergias alcanzarán los 72 millones mientras los costes supondrán 65 millones de euros. British e Iberia tendrán en breve una plataforma informática común

Complementariedad y escollos

Junto a los destinos de los vuelos, ya que ambas compañías se distribuyen de forma complementaria, ambos presidentes se refirieron a la complementariedad y potencialidades que supone el aeropuerto base desde donde operan. Heathrow y Madrid-Barajas. En el caso del aeropuerto español, según explicó Walsh es donde hay más oportunidades dado que el aeródromo madrileño aún no está funcionando al 100% de su potencialidad, al tiempo que destacó la colaboración encontrada en el Gobierno español, algo que no ha ocurrido con el británico.

En cuanto a los asuntos pendientes de esta fusión solo queda por resolver el acuerdo de British con sus técnicos de cabina e Iberia con los tripulantes de cabina (TCP) y sus pilotos. Vázquez insistió en que corre prisa despejar este acuerdo dado que el objetivo es reestructurar y adecuar todo los vuelos de corto y medio recorrido, que serán la base para poder desplegar y optar a todas las oportunidades en el largo recorrido, donde IAG tendrá su verdadero negocio. Vázquez dijo que si, finalmente, no se consigue una cuerdo, la compañía deberá adoptar sus decisiones porque es necesario cambiar el modelo de operar “de forma radical”.

Y en cuanto a los tripulantes de cabina de British, el contencioso lleva largo tiempo abierto, después de que se hubiera firmado un acuerdo con los representantes del sindicato United, que no sería después ratificado en asamblea por los trabajadores. Aún así el consejero delegado de British confía en que antes o después se resuelva el problema.

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