La Junta Electoral ha ordenado retirar el vídeo del Ministerio de Empleo sobre la reforma electoral. Al parecer, no vivimos en el mundo de Oz. Al parecer, hay más que mosqueo entre la gente por una reforma que ni se ha explicado ni concita un ápice de consenso social. Pero ya habrá momentos de hablar de esta reforma, como se ha hablado ya. Ahora hablamos del vídeo, que el PSOE denunció al considerar que vulneraba el artículo 50 de la ley Electoral, que impide la publicidad institucional durante la campaña electoral, como la asturiana y la andaluza. Y la Junta Electoral ha reaccionado.
El vídeo, cuyo guión se ha escrito en el propio ministerio, no sólo oculta detalles fundamentales de la reforma laboral, como el abaratamiento del despido, sino que presenta la reforma como “completa y EQUILIBRADA”. Y pongo EQUILIBRADA así, todo en mayúsculas, porque es como puede leerse en los subtítulos. Otro aspecto interesante del vídeo es que aparecen las reuniones entre los representantes del Gobierno y los líderes sindicales, Toxo y Méndez, charlando animadamente, con una mesa neutra y los semblantes relajados, dando la sensación, o tratando de darla, de que la reforma laboral ha estado presidida por un completo entendimiento entre las partes, la absoluta anuencia de los sindicatos y casi la alegría de la mayoría de los ciudadanos, que aplaude esta reforma con encendido entusiasmo. Y claro, han salido Toxo y Méndez a decir que nada de eso es cierto, que se han manipulado las imágenes, que consenso no ha habido, sino una imposición ejecutiva. Esta imposición, con la ley en la mano, con la mayoría parlamentaria en la mano, es tan legítima como podría haberlo sido otro tipo de acuerdo: pero tratar de presentar como un gran pacto social lo que ha sido una absoluta imposición del Gobierno, mostrando además imágenes con los agentes sindicales como si fueran la prueba de un entendimiento que nunca ha existido, se sale de los límites habituales del cinismo político para entrar en el engaño consciente.
La Junta Electoral no ha castigado ese engaño, sino la publicidad electoralista llevada a cabo desde medios institucionales; pero conviene tenerlo en cuenta. Fátima Báñez, la ministra, en vez de responder habla de los casos de corrupción en Andalucía. Y por supuesto que puede haberlos, tan terribles, indignantes y reprochables como los de Baleares. Pero eso nada resta, ni suma, a este vídeo-ficción.
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