El título de este artículo lo dijo un gran poeta y canta autor llamado Luis Ramiro, este pasado fin de semana, en uno de los conciertos que nos regaló en Barcelona. Realmente la letra de sus canciones desborda poesía, una poesía cotidiana en las que habla del amor, del desamor, de vagabundos e incluso de putas.

Luis escribe canciones llenas de poesía y las canta con esa voz que te engancha desde la primera hasta la última estrofa. La música que acompaña a esas canciones que como digo, son pura poesía y están llena de “realidad y cotidianidad” se escucha estupenda, tanto la guitarra como el piano. Y es que Luis, es un gran artista.

Dijo que aún le cuesta entender cómo la gente acude a sus conciertos. Que se pregunta por el milagro de poder dedicarse a lo que le gusta: la música. Que se siente feliz y emocionado. Y Luis lo demuestra en el escenario. Su voz llena cada uno de los rincones de la sala, mientras la gente se arremolina a su alrededor cantando con él, emocionados. Enamorados. Agradecidos.

La música de Luis captó mi atención hace poco más de un año. Un día encontré una canción titulada “Perfecta” y como su propio título indica era perfecta para expresar lo que yo, en ese momento, quería expresar. Tras escuchar cien veces esa canción comencé a escuchar otras, y otras… y otras. Compartí sus canciones con más gente y gustaron. Desde ese día no me he despegado de su música, de sus canciones.

Creo que tal y como está el panorama de la música, poder vivir de tu sueño, es algo muy grande. Trabajar en lo que te gusta y te llena, debe de ser lo máximo. Pero todo esto no sería posible sin nosotros, quienes escuchamos sus canciones y quienes sobre todo, vamos a los conciertos cada vez que Luis pasa por nuestra ciudad. Y claro, tampoco sería posible sin Luis. Sin esas canciones. Sin esa voz. Sin esa constancia que él muestra con su trabajo y con sus seguidores.

Como Luis hay más canta autores ahora mismo tocando en locales y dando conciertos y haciéndonos llegar sus primeros trabajos, fantásticas personas y artistas que sueñan con vivir de la música,  que escriben sus letras por necesidad y que nos las regalan en forma de canciones. Son personas auténticas y por ende, especiales.

Y yo me siento agradecida. Porque Luis, cuando termina el concierto, salta del escenario y se coloca en la puerta de salida, y espera paciente a su público, para que puedan saludarle, hacerse una foto con él, o firmar alguno de sus discos. Y creo que como agradecimiento, como poco, como personas enamoradas de la música, lo mínimo que podemos hacer es seguir acudiendo a sus conciertos y seguir escuchando su música, para que Luis pueda regalarnos más noches como las de este fin de semana, para que Luis y para que muchos otros que no se llaman Luis puedan seguir sus pasos, o lo suyos propios y vivir de un sueño, que al fin y al cabo son los sueños los que nos mantienen vivos y eternamente felices si se cumplen.