El dormitorio es un lugar inseguro debido al mal uso de la electricidad

03/02/2012

Miguel Ángel Valero. Su creciente utilización como lugar de trabajo equipara los riesgos, fundamentalmente de incendios, a la cocina.

La cama es siempre un sitio peligroso. Pero no sólo porque el hombre tiene que dar la talla en ella. Una investigación del Instituto de Prevención, Salud y Medio Ambiente de la Fundación Mapfre revela que modificar una toma de corriente, manipular un enchufe o arreglar un interruptor sin el adecuado control técnico multiplica las posibilidades de que se produzca un incendio. Lo mismo sucede con el abuso de ‘ladrones’ y de alargaderas eléctricas. Y esa mala utilización de la electricidad se concentra en los dormitorios, cada vez más usados como lugar de trabajo. Los riesgos de cortocircuito o de incendio se incrementan en la misma medida que la antigüedad de la vivienda: el 30% de todas las que hay en España tienen más de 24 años. “Cuanto más reciente es la instalación eléctrica, menos incidencias se producen”, señala una de las conclusiones del informe.

El estudio, realizado en colaboración con la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, busca conocer el estado y la utilidad las instalaciones eléctricas de las viviendas (tomas de corriente e interruptores principalmente), y analizar su diseño y ubicación. Al mismo tiempo, se pretende concienciar a los usuarios acerca de la utilización correcta, mantenimiento y rehabilitación de las instalaciones eléctricas, y proponer mejoras para incrementar la seguridad y protección de las personas. Los datos justifican la investigación: el 10% de los incendios en el interior de las viviendas en España tienen un origen eléctrico. Y el 24,4% de las incidencias registradas en Europa está vinculado con la electricidad.

El informe revela que las instalaciones eléctricas interiores de las viviendas son claramente mejorables en cuanto a su ubicación y cantidad por estancia. En España, aproximadamente una de cada diez viviendas presenta una instalación eléctrica de más de 35 años. Estas instalaciones no se adecúan a las necesidades actuales, multiplicadas por el uso de ordenadores, aparatos de audio y video e Internet, y por la utilización de aparatos eléctricos como vitrocerámicas, secadoras, aspiradoras e impresoras, entre otros. Esta falta de flexibilidad y adaptación a las mayores demandas obliga a utilizar un mayor número de enchufes y de alargaderas y a cambiar de lugar los mecanismos eléctricos, lo que va en detrimento de la calidad de las instalaciones y de la seguridad.

La mayoría de las incidencias de origen eléctrico se producen en el salón (74%), y los dormitorios (62%), donde se utilizan de manera generalizada ladrones, alargaderas y enchufes múltiples. Los dormitorios son lugares cada vez más inseguros porque se utilizan con mayor frecuencia como cuartos de estudio, donde en muchos casos se colocan los ordenadores, las pantallas, las impresoras, las televisiones y los equipos de música, entre otros.

También son motivo de peligro las cocinas, donde se realizan conexiones de pequeños electrodomésticos al mismo enchufe, se usan alargaderas con varios puntos de conexión y arreglos o modificaciones caseras, circunstancias que, según el estudio de la Fundación Mapfre, son el origen del 24% de los incendios que se producen en las viviendas.
Las instalaciones de telecomunicaciones de las viviendas originan incidencias, aunque de menor importancia, ya que las nuevas tecnologías (telefonía inalámbrica y de Wi-Fi para Internet y domótica) facilitan la implantación de equipos y receptores en cualquier estancia de la vivienda sin necesidad de hacer cambios el aparato eléctrico.

Las viviendas reformadas tienen un índice de incidencias inferior a la media, y esta circunstancia puede deberse, según  el estudio de la Fundación Mapfre, a que a la hora de hacer una rehabilitación el usuario de la vivienda indica sus necesidades reales a los técnicos y a los instaladores.

Más enchufes

La Fundación Mapfre recomienda colocar las tomas de corriente en las esquinas de las paredes de dormitorios y salones, a ser posible a 25 centímetros (o 30 centímetros) de las mismas, procurar que sean dobles o triples y que en las cocinas se sitúen sobre las encimeras con el fin de conectar pequeños electrodomésticos. También aconseja que las tomas no queden detrás de los muebles; que se eviten las conexiones en enchufes múltiples, utilizando uno para cada clavija o regleta de conexión homologada; no conectar ladrones ni regletas a otros, ni aparatos eléctricos de alto consumo, como aspiradores y calefactores, a regletas y ladrones; y consultar a un instalador autorizado para realizar un arreglo, modificación o alteración de una instalación eléctrica.

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