Expertos en ventas y marketing. Actuarios y personal técnico. Expertos en atención al cliente, en sistemas de información, en contabilidad y en auditoría. Son los profesionales que están buscando las compañías de seguros. Un sector que, pese a la crisis, aumenta su empleo con un ritmo de seis puestos de trabajo al día, y da de comer directamente a más de 50.000 personas e indirectamente a 130.000, según los últimos datos aportados por la patronal Unespa. El sector asegurador es miembros del desgraciadamente cada vez más restringido club de actividades que, en medio de una crisis tan profunda como la actual, mantiene o incluso incrementa su nivel de empleo.
En Unespa prefieren subrayar un dato: el 23,3% de las aseguradoras encuestadas por la patronal, lo que supone casi una de cada cuatro, tiene necesidad de ampliar su plantilla para habilidades determinadas. Un 60,7% de las entidades, por su parte, tienen la intención de mantener su nivel de empleo. Y sólo el 14,3% confiesa que tiene intención de reducir su fuerza laboral. “Encontramos, por lo tanto, que el sector asegurador, en un momento de crisis como el actual, aparece como un garante claro del empleo, a través de una actitud mayoritaria, que afecta prácticamente a dos de cada tres entidades, de mantener su nivel actual y su número de trabajadores. En tal sentido, el sector se conforma como un proveedor de seguridad laboral en un momento en el que ésta es especialmente valorada”, destacan en Unespa.
“Más allá del puro mantenimiento del empleo, el porcentaje de las entidades que tienen necesidades o intenciones de realizar contrataciones netas es claramente superior al de las que piensan realizar reducción de personal”, insisten en la patronal. “Para cada oportunidad que existe en el sector asegurador de perder el empleo, hay dos oportunidades de ser contratado”, señalan.
La principal demanda de puestos de trabajo en el sector asegurador se refiere a profesionales de la fuerza de ventas, seguido de los de orden técnico (actuarios) y las personas para los centros de atención telefónica (call center) y, en general, en las actividades de atención al cliente. La demanda también es relativamente elevada en el caso delos profesionales de sistemas e informática y contabilidad y auditoría.
En 2010, el empleo en el seguro creció en 2.096 personas, casi seis nuevos puestos de trabajo cada día, hasta llegar a 50.212, el 4,3% más que el ejercicio precedente. La Encuesta de Población Activa (EPA) adjudica al sector asegurador unos 130.000 empleos, entre directos e indirectos.
La robustez del empleo femenino
En un período de crisis, y de destrucción de empleo, la fortaleza del seguro en este campo “se explica, fundamentalmente, por la robustez de la curva del empleo femenino”, señalan en la patronal Unespa. Por cada 100 hombres trabajando en el segundo trimestre de 1996, ahora hay trabajando 119. Y por cada 100 mujeres hace 15 años, la cifra de trabajadoras actualmente es de 158. “Históricamente, el empleo femenino en el sector seguros muestra un mayor dinamismo que el masculino. El empleo femenino apenas estuvo brevemente por debajo de sus niveles de 1996 en los años inmediatamente posteriores, hasta el inicio de 1999, en que comenzó a subir con fuerza. Experimentó una coyuntura negativa en la segunda mitad del 2002 y el 2003, para remontar rápidamente, a ritmos superiores a los observados entre los hombres”, se indica en el estudio elaborado por Unespa, presidido por una mujer, Pilar González de Frutos.
Eso sí, la distribución del personal por sexos, en todo caso, es diferente de acuerdo con los niveles profesionales. En los niveles profesionales más elevados, sobre todo entre el personal directivo, la presencia de hombres es mucho mayor que la de las mujeres y se hace mayoritaria a partir del nivel 5. Hay pocas aseguradoras con una mujer al frente como responsable máxima de la línea ejecutiva.
Otra peculiaridad del empleo en seguros es su carácter indefinido. Los contratos temporales apenas supone el 2,4% de toda la plantilla, frente a una media nacional que es del 24% en los hombres y del 26% en las mujeres (25% para el conjunto de los trabajadores), según la EPA. Trabajar en una aseguradora tiende a ser diez veces más estable que en el conjunto de la economía; siete veces más que en una empresa fabricante de productos; seis veces que en el sector energético (tradicionalmente considerado como especialmente positivo en este terreno); 17 veces más que en la construcción o 13 veces en la hostelería.
La edad media de los trabajadores del sector asegurador es de 41 años (38 años, las mujeres; 42,55 años, los hombres). La baja temporalidad existente entre el personal del sector asegurador hace que la antigüedad media tienda a ser elevada. La antigüedad media en el trabajo de un empleado del sector asegurador fue de 11,82 años (12,63 años los hombres, 10,97 años las mujeres). Conclusión: el seguro es una profesión que prácticamente sólo es superada en estabilidad en el empleo por la función pública.
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