Biome, un mini jardín inteligente

27/01/2012

Marta Villalba. Las plantas de este terrario floral necesitan la tecnología para sobrevivir, como si de un tamagotchi se tratara.

Hoy somos capaces de activar de forma remota con un teléfono móvil todas las funciones del hogar. Desde encender la calefacción hasta subir y bajar las persianas o encender los electrodomésticos. Esa misma idea de controlar en la distancia elementos de la vivienda inspiró al diseñador londinense Samuel Wilkinson cuando creó Biome, un terrario floral inteligente para cuidar de las plantas desde el iPhone o el iPad.

Biome está dotado de sensores para medir todas las «constantes vitales» de la planta: los nutrientes de la tierra, el nivel de la temperatura, la iluminación (con luces LED) y el agua. Este ecosistema autónomo funciona como un tamagotchi, si no lo cuidas con las condiciones óptimas no prosperará. Una tarea sencilla, según su creador, hasta para los menos familiarizados con el cuidado de las plantas. Con la aplicación descargada en el teléfono o la tableta se ajustan las condiciones de vida necesarias para la supervivencia de este pequeño jardín.

Wilkinson, ganador del “Brit Insurance 2011” por la bombilla Plumen 001, diseñó este prototipo para la exposición “Slow Tech – Designs for Digital Downtime”, dentro del Festival de Diseño de Londres. A contracorriente de la vertiginosa velocidad de la tecnología, Biome promueve la paciencia, la relajación, el ritmo lento, la meditación, vivir despacio…

Esta cápsula de vidrio de bajo consumo donde se reproduce la luz del sol admite varios entornos ambientales para cuidar a cualquier tipo de flora. Cuando se conecta Biome a un dispositivo, ambos quedan vinculados de forma automática. El usuario elige de forma personalizada las características de este mini ecosistema. Los sensores informan en tiempo real de los parámetros en el interior del terrario. El jardinero ayuda a crecer a la planta ajustando las condiciones gracias a la aplicación. Necesita la tecnología para vivir.

Biome obliga a invertir tiempo y esfuerzo a diario en el monitoreo del ecosistema, poniendo toda la atención que necesita la planta para saber qué le falta o le sobra y qué parámetros debemos configurar para que crezca adecuadamente. Con el tiempo, dice Wilkinson, el usuario obtiene una recompensa terapéutica al desconectar una o dos horas al día del tic tac del reloj. Es la respuesta a la actual hiper “conectividad” y a la comunicación constante a través de la tecnología digital y las redes sociales. Además de una novedosa afición por la jardinería vía iPhone, el terrario floral inteligente destaca por su diseño elegante y sencillo.

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