En mis años de colegial el penúltimo domingo de octubre se celebraba el Domund. Algunos niños se vestían de chinitos o indios a la hora de dispersarse por las calles con una hucha reclamando un donativo para las misiones. Asimismo en muchos colegios religiosos pedían a los alumnos una contribución para convertir a los indígenas con el premio de poder escoger el nombre a los nuevos cristianos. No sé si es por el sadismo infantil, pero comprobamos que los teóricamente conversos gracias a nuestros óbolos, bien sean chinos, indios o africanos tienen unos nombres muy raros, como comprobamos ahora que algunos de los teóricamente conversos ya han adquirido un cierto protagonismo en sus respectivos países.
También recuerdo las consecuencias de las apariciones de la Virgen de Fátima a tres pastores en mayo de 1917 y los tres misterios que supuestamente les reveló y, sobre todo, el tercero que no se hizo público hasta el 2010 por el papa Benedicto XVI augura en un tono muy críptico de un futuro apocalíptico de difícil interpretación. En cualquier caso, los tres misterios que la madre de Dios comunicó a los pastores están muy lejos de la comprensión de la mayoría de los mortales y abiertos a mil y una interpretaciones.
Continuemos en la época de mi niñez, cuando en los colegios religiosos en los que muchos nos “educamos” nos reclamaban insistentemente nuestras oraciones para la conversión de Rusia y nos explicaban maldades (algunas desgraciadamente ciertas) del comunismo y de la persecución de los cristianos.
Todos nos hemos hecho mayores y vemos como los rusos han dejado de ser comunistas. Uno se pregunta si ello ha sido por causa de nuestras oraciones, pero no puede menos que abrir una reflexión de sí la Rusia que gracias a nuestras plegarias abandonó el comunismo no ha sido el “salir de Guatemala para llegar a Guatepeor” porque no parece que los antiguos ciudadanos de la antigua Unión Soviética ahora estén demasiado mejor que bajo la dictadura de la hoz y el martillo. Al contrario, son muchos países que han pasado de una dictadura del pueblo a una dictadura del ultraliberalismo.
En vista del resultado de nuestras plegarias quizás muchos hemos dejado de rezar, no vayamos a empeorar aún más la actual situación.
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