El BCE baja los tipos al 2,5%, pero con la advertencia de una posible pausa en los recortes

06/03/2025

M. V. R. "Si los datos nos dicen que para llegar a nuestro destino la política monetaria apropiada es recortar, lo haremos. Si por el contrario indican que no es el caso, haremos una pausa”, ha precisado Christine Lagarde.

Christine Lagarde, presidenta del BCE
Foto: TRESSIS

Tal y como los analistas y expertos prevían, el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha optado por bajar en 25 puntos básicos los tipos de interés, de forma que la tasa de depósito (DFR) quedará en el 2,50%, la de referencia para sus operaciones principales de refinanciación (MRO) en el 2,65% y la de la facilidad de préstamo (MLF) en el 2,90%.

Una buena noticia para los hipotecados que ya han visto como en febrero el Euríbor cerraba en el 2,40%. Sin embargo, esta continuidad en la flexibilización de la política monetaria podría llegar a su fin. Los tipos podrían permanecer en este 2,50% fijado en marzo hasta despejar todas las dudas que se ciernen sobre la economía mundial, desde los aranceles, la palabra favorito del diccionario de Donald Trump, hasta el menor crecimiento económico o un nuevo repunte, aunque más ligero, de la inflación.

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, daba explicaciones tras la reunión del Consejo de Gobierno de su organismo. Primero, la decisión de bajar los tipos de interés se basa en la «evaluación de las perspectivas de inflación, de la evolución de la inflación subyacente y de los efectos de la política monetaria» del último año.

En este sentido, concreta que la inflación sigue su proceso de desaceleración de los precios según lo previsto, mientras que la inflación subyacente (sin productos frescos ni energéticos) se ha empezado a estabilizar en el entorno exigido del 2%. El problema es que los precios siguen estando por encima de lo esperado debido a que «los salarios y precios en algunos sectores aún están ajustándose a la anterior escalada inflacionista con un retraso considerable». Desde comienzos del año, desde el BCE se observa que el aumento de los salarios se ha empezado a moderar y los beneficios empresariales «están amortiguando parcialmente el impacto sobre la inflación».

La política monetaria es menos restrictiva

De lo que no cabe duda es que el BCE sigue mostrando una política menos restrictiva que la emprendida en 2023, lo que está contribuyendo a reducir el coste que deben pagar las empresas y familias por sus créditos, lo que ha favorecido que nuevamente vuelvan a solicitarse nuevos préstamos.

Lo que ya no favorece la relajación es el efecto de las anteriores subidas que se aun siguen transmitiéndose al saldo del crédito vivo, y no permiten trasladarse las nuevas bajadas  de los tipos a las condiciones de financiación. Y, por ello, pese a que la petición de préstamos está aumentando, no lo hace al ritmo deseado.

A principios de marzo, el objetivo principal del BCE es estabilizar la inflación en el objetivo del 2% a medio plazo. Por tanto, su evolución mes a mes será la que determiné los nuevos pasos a dar por parte la institución, que ahora además ya está empezado a mirar el escenario de incertidumbre que está creando Donald Trump con su avalancha de medidas y amenazas a las áreas de influencia económica que pueden hacer sombra a la economía estadounidense.

Pero además, las nuevas decisiones tendrán en cuenta el crecimiento económico de la zona, mientras que sus programas de compra de activos (los conocidos como APP) y el de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP) se seguirán reduciendo a un «ritmo mesurado y predecible», dado que ya no se reinvierten los valores que van venciendo.

La inflación acabará en el 2,3% y el crecimiento económico será del 0,9%

La prudencia mostrada por Lagarde, pese a la bajada de tipos en marzo, se debe a las nuevas proyecciones económicas para las magnitudes económicas de la UE. En primer lugar, la inflación seguiría el guion previsto, dato que se prevé que acaba este año en el 2,3% (en febrero alcazó el 2,4%), y si nada cambia, bajará al 1,9% en 2025 y se estabilizará en el 2% en 2027. La explicación que da el BCE para ese 2,3% de este año se debe a los costes energéticos, sobre todo, por parte de la electricidad y el gas. A su vez, la inflación subyacente será el 2,2% en 2025, del 2% en 2026 y del 1,9% en 2027.

Por lo que respecta al crecimiento del PIB europeo, desde el BCE se espera una recuperación más lenta que en las anteriores previsiones, y en sus análisis aparecen que van a surgir nuevos «retos». Por este motivo, la economía crecerá un 0,9% en 2025, un 1,2% en 2026 y un 1,3% en 2027. Estos porcentajes se debe a la evolución a la baja que se espera durante 2025 y 2026 de las exportaciones, así como la «persistente» debilidad de la inversión ante la creciente incertidumbre sobre una posible guerra comercial.

Para los expertos del BCE gran parte de la recuperación económica se sustentará en el aumento de las rentas y la desaparición gradual de los efectos de las anteriores subidas de los tipos de interés, lo que incentivará la demanda «con el paso del tiempo».

«El aumento de las rentas reales y la desaparición gradual de los efectos de las anteriores subidas de los tipos de interés siguen siendo los principales factores en los que se apoyará la recuperación esperada de la demanda con el paso del tiempo», ha añadido.

Los datos marcarán la política monetaria

Desde el BCE se mirarán con lupa a partir de ahora todos datos económicos que se vayan produciendo. Lagarde lo ha dejado claro: «Si los datos nos dicen que para llegar a nuestro destino la política monetaria apropiada es recortar, lo haremos. Si por el contrario indican que no es el caso, haremos una pausa”. La presidenta del BCE ha reconocido que el incremento de la incertidumbre hace más necesario que nunca un enfoque reunión por reunión, sin una estrategia predeterminada. Por este motivo, asumió que «sé que es frustrante, lo sé, pero de un día a otro las cosas cambian dramáticamente”. Este es el motivo por el que a día de hoy nadie puede hablar de certezas.

El mercado descuenta todavía otras dos bajadas de tipos más hasta final de año. De producirse, el precio del dinero se quedaría en el 2%. Pero todo dependerá de lo que decida en abril Donald Trump con su amenaza de subir un 25% los aranceles y la respuesta que se le dé desde la UE.

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