El vicepresidente norteamericano J.D. Vance le faltó tiempo para viajar a Europa y en advertir a los dirigentes europeos que en la Casa Blanca “hay un nuevo sherif” y que no tendríamos otro remedio de adaptarnos a los caprichos de los que se consideran amos del mundo con la pretensión de reducir Europa a la irrelevancia en el mapa de la política internacional.

Para empezar ya han cambiado el significado de las palabras muy diferente al que les atribuye el diccionario. Se llenan la boca de hablar de libertad (como lo hace Milei, Ayuso o Abascal, entre otros) pero lo que quieren decir estas palabras se parece más al de dictadura, tampoco sabemos (pero nos lo tememos) que pretenden decir cuando hablan de democracia (sospecho que es muy similar al significado que le da Netanyahu) y algo parecido podemos decir de la palabra justicia, de los derechos de las minorías, de la libertad sexual o de prensa, la moral, el cambio climático…, por no hablar de las relaciones comerciales o del nuevo colonialismo expansionista que pretende imponer (en Dinamarca, en Cisjordania, en Panamá) o cambiando el nombre de los accidentes geográficos amenazando a quien no lo acepte. Nunca nadie pretendió tanto en tan poco tiempo

Lo que pretende el vicepresidente norteamericano que hagamos un curso acelerado para adaptarnos al nuevo escenario político y como la diplomacia no es su fuerte, no tienen el más mínimo rubor de explicar sus pretensiones sin el más mínimo disimulo. Ahora parece que su gran enemigo no es una Rusia con la que parece entenderse muy bien, sino una Unión Europea donde también tiene sus aliados que se van extendiendo como una mancha de aceite ente los votantes con su “aquí vale todo”.

Ha abierto tantos frentes que muchos ya sueñan con su particular Waterloo y la primera estación bien puede ser el próximo domingo en las elecciones alemanas.