La red (social) que casi me atrapa

24/10/2024

Rocio del Carmen Rodríguez.

Quizá no sepas que yo tengo una cuenta en Instagram en la que me dedico a hablar de mitología y divulgar contenido relacionado con la historia antigua. Bien. Nadie diría que con un perfil tan “aburrido”, que en principio no debería generar tantas interacciones como un canal de humor, por ejemplo, pudiera llegar a sentir ansiedad, ¿verdad? ¡Error!

Todo empezó hace dos meses, cuando mi cuenta empezó a crecer a un ritmo exponencial después de publicar algunos videos que se viralizaron (y por favor, entendedme cuando digo “viralizaron”. No es que superasen el millón de visualizaciones pero sí que se posicionaron en unas más que dignas 700.000). Todos los días me iba a dormir con un número se seguidores que, a la mañana siguiente, había aumentado y cada semana se cerraba con un positivo de +1000. En dos meses pasé de 27.000 seguidores a casi 39.000. Un sueño para cualquier creador de contenido, vamos.

Y entonces, un día… Se acabó.

Fue de la noche a la mañana y sin explicación. Había publicado un reel (los videos de Instagram) en el que analizaba el pasaje de las plagas de Egipto del Éxodo bíblico desde un punto de vista mitológico. Era un video que había despertado bastante expectación y que estaba convencida de que tendría éxito una vez más… Pero no fue así.

Cuando las anteriores publicaciones habían superado las 20.000 visualizaciones en menos de 24 horas y habían recolectado 1.000 likes en menos de una hora después de publicarse, este reel tan solo mostró 700 likes tras más de dos días en línea y un alcance de 8.500 visualizaciones. Eso ya me olió bastante mal…

Pero lo peor vino al día siguiente cuando, al levantarme, ya no encontré entre mis avisos de la red social los habituales +100 seguidores nuevos. En su lugar había un pequeño y alarmante número de +0. Y ojo, que mi video no había sido para nada ofensivo ni hecho a mala idea, pero, por alguna razón, el algoritmo de Instagram entendió que no merecía la pena moverlo. Bien.

Pues todo esto te lo cuento porque, de pronto, empecé a sentir auténtica ansiedad frente a la idea de que estaba perdiendo todo aquello por lo que me había esforzado tanto esos meses atrás. Que mi impulso no se había ralentizado, sino que había pisado el freno a fondo y se había quedado clavado en plena autopista conmigo al borde de un ataque de pánico. De hecho, esto es literalmente lo que ocurrió ayer por la noche cuando empecé a sentir taquicardias y una sensación de opresión en el pecho, como si un puño invisible me estuviera estrujando el esternón. Tomé conciencia de ello, me aislé unos minutos pensando en acciones en vez de enfocarme solo en el problema y logré relajarme… Pero esto me hizo comprender de qué manera somos maleables y cómo podemos opacar nuestra propia estima en base a acontecimientos caprichosos, orquestados por terceros o no, sobre los que no tenemos control real.

Pensándolo fríamente, estoy segura de que mi crecimiento en redes se vio limitado porque el algoritmo entendió que era el mejor momento para forzarme a pagar publicidad y así recuperar el ritmo de nuevo (algo que no he hecho ni voy a hacer), así que te animo a escarmentar en cabeza ajena y a tomar mi ejemplo como referencia para ti. Para que recuerdes que tu estabilidad y tu bienestar emocional están por encima de cualquier like.

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