
Temporeras en un campo de Huelva
Foto: Pablo Tosco
Con la crisis migratoria que vive España y las voces en contra, sobre todo, de los partidos de ultraderecha que ven demonios donde no los hay, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) acaba de presentar un estudio sobre la inmigración en el que concluye que «no afecta significativamente a las oportunidades de empleo y a los salarios de los trabajadores españoles». Por tanto, las alarmas y argumentos dados contra los inmigrantes «está injustificado».
Los datos utilizados por Fedea para realizar el estudio parten de que desde 1998, la población extranjera en España ha pasado de aproximadamente 600.000 personas (1,5% de la población total) a más de 5,5 millones en 2022 (11,7% de la población total).
El estudio realizado por la profesora titular de la Universidad Carlos III de Madrid, Raquel Carrasco, concreta que «a pesar del aumento en la visibilidad mediática y el debate público, el análisis sugiere que muchas de las preocupaciones sobre el impacto de la inmigración en el empleo, los salarios y los servicios públicos están influenciadas por percepciones erróneas y desinformación».
En el caso de los inmigrantes españoles, comparados con los que trabajan en países que no forman parte de la Unión Europea, sus sueldos son un 30% mayores. Pero en el estudio se concreta que el 94% de esta brecha salarial se explica por diferencias en la edad, educación, tipo de contrato y sector de empleo. «Solo el 6% queda sin explicar y es, por tanto, potencialmente atribuible a la discriminación», se asegura.
Brecha de empleo entre trabajadores inmigrantes y españoles
Otro de los factores comparados es la brecha de empleo que existe entre inmigrantes y españoles, que en el caso de los hombres es de 15 puntos y de las mujeres de 4 puntos. Dicha brecha, continúa el informe, tiene a reducirse en el tiempo, sobre todo con colectivos como las mujeres latinoamericanas, que incluso llegan a superar las tasas de empleo de las mujeres españolas después de cinco años.
Con estos argumentos llega a la conclusión de que empíricamente «la inmigración no tiene efectos negativos significativos sobre las oportunidades de empleo ni sobre los salarios de los trabajadores nativos en España y en gran parte de Europa. (…) El consenso general es que la inmigración puede coexistir con un mercado laboral saludable, aportando beneficios a la economía local. Sin embargo, es vital continuar investigando los efectos a largo plazo y en contextos específicos», apunta Fedea.
El estudio de Fedea pone de manifiesto que los inmigrantes, especialmente los de países no pertenecientes a la UE, a menudo se concentran en trabajos poco cualificados y mal pagados. Sin embargo, algunos grupos, particularmente los de Europa del Este y América Latina, muestran movilidad ascendente con el tiempo.
Y añade que los inmigrantes tienden a tener períodos de desempleo más cortos que los nativos españoles, «posiblemente debido a una mayor presión económica para encontrar trabajo rápidamente». Inicialmente, tienen menos probabilidades de recibir prestaciones por desempleo, pero esta diferencia disminuye con el tiempo.
Los inmigrantes tienen menos acceso a los especialistas sanitarios
Fedea también analiza los efectos de la población migrantes sobre el Sistema Nacional de la Salud y concluye que el uso del mismo es similar al de los españoles, comparados los datos por grupos de edad, aunque sí constata que los inmigrantes tienen menos acceso a especialistas, ante lo cual tienden a usar más los servicios de urgencias.
También aporta otra de las problemáticas esgrimidas, sobre todo, por los partidos de ultraderecha como es la delincuencia, llegando a la conclusión de que la tasa de delincuencia no ha aumentado con la inmigración. La diferencia, sin embargo, se encuentra en la tasa de condenas es mayor entre los inmigrantes que entre los españoles.
El informe precisa que «esta diferencia se explica fundamentalmente por factores demográficos y socioeconómicos, ya que una parte significativa de la población inmigrante está compuesta por hombres jóvenes con bajo nivel educativo, un grupo demográfico que tiende a tener tasas de delincuencia más altas independientemente de la nacionalidad».
Por ello, concluye que «el alarmismo asociado con la inmigración parece estar en gran medida injustificado. La inmigración podría ayudar potencialmente a mitigar los desafíos planteados por el envejecimiento de la población española, contribuyendo a la sostenibilidad del sistema de pensiones y estimulando el crecimiento económico».
Los empleos de calidad, imprescindibles para un impacto positivo duradero
El estudio también incluye recomendaciones para que obtener efectos positivos de la inmigración sobre la economía española y los sistemas públicos, como es el de la Seguridad Social. Y en primer lugar, aconseja contar con políticas de integración adecuadas para que los inmigrantes puedan acceder a empleos de calidad.
Dichas políticas deben empezar por el acceso a la educación, a la atención sanitaria, políticas de inclusión cultural, una mejor selección y gestión de los flujos migratorios a través de detectar las habilidades de los migrantes y las necesidades del mercado laboral o la coordinación entre todos los países europeos para gestionar los flujos migratorios para corregir las desigualdades en la distribución de responsabilidades entre unos Estados y otros.
Con todos estos argumentos, el estudio de Fedea concluye que «aunque la inmigración presenta desafíos, también ofrece beneficios potenciales significativos. La clave está en desarrollar e implementar políticas que maximicen estos beneficios mientras se abordan los posibles impactos negativos a través de estrategias efectivas de integración y gestión».
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