El informe Draghi

11/09/2024

José María Triper.

Tenía que ser él. Super Mario Draghi, el hombre que desde la presidencia del Banco Central Europeo (BCE) sacó a Europa de la crisis financiera en 2012, ha vuelto para poner a la Unión Europea ante el espejo de sus carencias, sus contradicciones y sus incompetencias y para ofrecer, al mismo tiempo, las recetas necesarias para sacar a la Unión de su alarmante retraso tecnológico e industrial frente a Estados Unidos y China y ponerla a la cabeza del desarrollo económico de las próximas décadas.

Un documento que supone una enmienda a la totalidad de las políticas económicas y de innovación puestas en marcha por la Comisión Europea en los últimos años, y especialmente en materia de energía donde hace una contundente crítica a la prioridad dada a llamada transición verde para resaltar la necesidad de buscar el equilibrio de la descarbonización con el crecimiento económico y la competitividad.

Para ello el informe Draghi insiste en aprovechar todas las soluciones disponibles desde las energías renovables hasta  el hidrógeno, pasando por la bioenergía, la captura y almacenamiento del carbono y, por supuesto, la energía nuclear para la que propone ampliar la vida útil de las centrales actualmente en funcionamiento.

Enfoque que implica también una descalificación categórica de la política energética del gobierno de Pedro Sánchez en España que no sólo ha demonizado la energía nuclear, en contra de otros de nuestros socios europeos, sino que ha acelerado el calendario de cierre de las centrales nucleares en España con límite en 2035.

Urge también Super Mario desburocratizar la UE para elevar la productividad y la competitividad en innovación y tecnología y recuperar el gasto en Defensa para lo que estima necesaria la mayor inversión aprobada nunca por la Unión, 80.000 millones de euros anuales a través de planes similares los fondos Next Generatión. “O hacemos esto o será una lenta agonía”, concluye Draghi.

En definitiva, y como es habitual en el expresidente del BCE y de la República Italiana, el diagnóstico es el correcto y la soluciones adecuadas. Pero con lo que seguramente sabe, pero no dice, Mario Draghi, es que el problema en Europa no es el dinero, sino los gobernantes. Y si no ahí está lo que han hecho con los Next Generation, en los que el sanchismo en España es el ejemplo paradigmático de desidia, retraso y desperdicio.

Sólo el 41% (32.925 millones) de los 80.000 millones de euros asignados desde 2021 han sido adjudicados.

¿Se pueden llevar a cabo estas medidas con los dirigentes actuales? Los mismos que con sus utopías, sus obcecaciones, sus radicalismos ideológicos y sus contradicciones han llevado a Europa a su actual irrelevancia económica y política.

En la Europa de hoy no hay líderes, sino arribistas o políticos mediocres. Se echan en falta dirigentes de la talla de Angela Merkel y el propio Draghi.

Esa es la gran duda y ese es el gran obstáculo. Unos dirigentes que siguen comprando gas a la Rusia de Putin -España lidera estas compras y concentra un tercio de todas las efectuadas por la UE – que se ha acostumbrado al “qué inventen ellos”, a la dependencia de China y que en política siguen contemporizando vergonzosamente con Maduro y todavía no han reconocido a Edmundo González como vencedor de las elecciones en Venezuela. Unos dirigentes europeos excesivamente complacientes con las dictaduras.

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