No es la primera vez que denunciamos el burdo y desmesurado maquillaje del gobierno con las cifras del paro registrado. Pero viendo la euforia del gobierno por los datos de junio, mes tradicionalmente muy positivo para el empleo, parece obligado repetirlo y demostrarlo con razones y con números que, como el algodón, no engañan.

Empezando por el número real de parados en nuestro país, que es prácticamente  un millón más que los oficialmente registrados, hasta superar los 3,7 millones de personas. Cifra esta que resulta de añadir a los 2.766.910 desempleados que reconoce el Ministerio de Yolanda Díaz, los 205.843 trabajadores no ocupados que están realizando cursos de formación, los 355.796 con disposición limitada o demanda de empleo específico y los 11.147 trabajadores que estaban en un ERTE, que el gobierno no contabiliza. A los que hay que añadir a los demandantes de empleo con relación laboral, en los que se incluyen a los fijos discontinuos inactivos, que un mes más no se desglosan por parte del SEPE que en junio han aumentado en 83.969.

Y respecto al descenso en el número de parados, del que tanto presumía el presidente del gobierno, decir que los 46.783 desempleados menos son inferiores a los 50.268 de junio de 2023, mientras que en términos desestacionalizados, el paro registrado baja en sólo en 4.145 personas. Y si comparamos lo que ha sucedido en términos de paro registrado este ha descendido en el primer semestre del año en 206.793 lo supone que el ritmo de descenso del paro se está frenando teniendo en cuenta que iniciamos el semestre con un descenso anual del 4,83% y en junio este descenso ha sido del 4,75%, como destacan desde el Gabinete de Estudios de USO para añadir que “si analizamos la variación interanual del número de parados vemos como la producida entre junio de 2023 y 2024 es la peor de los últimos 11 años, exceptuando 2019 y 2020, este último lo afectado directamente por la pandemia”.

Datos que no invitan precisamente a las felicitaciones, como tampoco los referidos al número de los contratos registrados, que  en junio ha sido de 1.379.963, con  una caída  112.840 (-5,13%) sobre el mismo mes del año pasado. Al tiempo que la contratación acumulada en los seis primeros meses de 2024 ha alcanzado una cifra de 7.433.551, lo que supone 229.275 contratos menos (-2,99%) que en igual periodo de 2023. Es decir, Hay una caída de la contratación  que refleja menor actividad económica y falta de dinamismo del mercado laboral.

Desglosando por tipos de contrato, vemos que en junio de este año se han registrado 576.885 contratos de trabajo de carácter indefinido, que representan el 41,15% de todos los contratos, con un descenso de 63.925 (-10,12%) sobre igual mes del año anterior y  dos puntos porcentuales menos que en mayo dónde representaban el 43%. Con el añadido que sólo el 38,3% de los contratos indefinidos realizados son a tiempo completo. Un punto menos que el mes anterior. Datos que invitan a preguntarnos cómo es posible que, realizándose  más de 1,3 millones de contratos el número de parados sólo disminuya en poco más de 46.000.

Una interrogante que los responsables de USO explican porque “se está produciendo en la práctica tantas rescisiones de contratos como altas de producen y se mantiene una alta rotación en el empleo. Tenemos contratos cerilla que se consumen en muy poco tiempo”. Afirmaciones que corrobora el hecho de se han realizado más contratos indefinidos que personas los han suscrito. En concreto, 30.657 trabajadores han sido objeto de más de un contrato indefinido. Son contratos que están implementando el pluriempleo y tiene que ver con el incremento de la contratación a tiempo parcial, o bien, con rescisiones de contratos y realización de una nueva contratación. Lo que permite concluir que a rotación en el empleo ha llegado a la contratación indefinida, que está dejando de ser sinónimo de tener y mantener un empleo estable.

Esta es la realidad de nuestro mercado laboral y no las que nos pintan los mundos de Yoli. Un mercado en decadencia arrastrado por unas políticas económicas y de empleo que ante su incapacidad para crear puestos de trabajo los reparten. Así de claro y así de triste.