Comprar coches de segunda mano es cada vez más común, debido a que los nuevos han sufrido una subida de precio espectacular en los dos últimos años.
Los conductores se refugian en el mercado de ocasión con el fin de gastar menos, pero conviene tener presentes los errores más usuales que se cometen al adquirir un automóvil usado, pues eso nos evitará problemas que son caros de resolver.
No revisar bien el vehículo
Cuando adquirimos un coche de segunda mano siempre hay que revisar bien el vehículo. Debemos fijarnos en la chapa (si hay indicios de accidentes), en que todo lo que hay en el interior funcione y en la mecánica.
Si no sabemos mucho de mecánica, conviene que nos acompañe alguien que sí sepa o incluso llevar el coche a nuestro taller de confianza, para que lo miren con detenimiento.
No debe importarnos pagar al mecánico por la revisión, ya que esa pequeña cantidad puede evitar que nos gastemos miles de euros después.
No hacer una prueba de conducción
Otro error generalizado es no hacer una prueba de conducción. Evitar este fallo es tan sencillo como pedir la prueba al vendedor e irnos si nos la niega.
En ella veremos si el coche frena bien, de qué forma funciona la dirección, si existen ruidos raros, la manera en la que el vehículo acelera, si tiene potencia suficiente, etc.
Aquí, aunque no seamos expertos y no sepamos las razones, darse cuenta de que algo no va bien es muy sencillo.
No revisar el historial del vehículo
Nos solemos centrar en comprobar cómo está el coche y, en muchas ocasiones, obviamos verificar cuál ha sido la historia del vehículo.
Este es un fallo que evitamos pidiendo un informe completo a tráfico o a una empresa especializada. En él veremos los dueños, las fechas de las ventas, los km que tenía al pasar por la ITV, si ha sufrido un accidente grave, etc.
Por ejemplo, si vemos que ha pertenecido a una compañía de alquiler, hay que tener precaución, pues seguro que el automóvil no ha recibido el mejor de los tratos.
En el caso de haber pasado por muchas manos en poco tiempo también debemos estar alerta, pues eso puede significar que tiene fallos mecánicos y que se lo han ido “quitando de encima”.
No verificar la documentación
La documentación del vehículo es fundamental: si no está en regla no vamos a poder ponerlo a nuestro nombre.
Para evitar este error, un consejo que dan las personas que se dedican a comprar y a vender coches es que si quien lo enseña no es el dueño es mejor que nos vayamos.
Siempre debe estar el dueño presente, de manera que evitaremos problemas como el típico que se da cuando el propietario ha fallecido. Alguno de los hijos nos enseña el coche, lo pagamos y al hacerlo nos damos cuenta de que no se ha repartido la herencia. De ese modo, nos quedamos sin el dinero y sin el vehículo, esperando a que los herederos se pongan de acuerdo (lo que puede llevar meses).
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