Mucho se habla de la mentalidad de emprendedor, de que la actitud es clave a la hora de convertirse en un pequeño empresario y de lo importante que es tener ánimo para afrontar todos los retos que los primeros meses de vida de una empresa. Es cierto, todo esto es necesario, pero no lo único que hace falta para lograr el éxito en los negocios.
Para partir con una base de seguridad, es fundamental tener una mente analítica, estructurar bien cada una de las etapas iniciales y, sobre todo, acompañarse de profesionales como los de una consultoría de negocio para realizar un análisis previo a la puesta en marcha del proyecto.
Y esto es, lamentablemente, algo con lo que muchos de los empresarios que cada día se dan de alta en la seguridad social no cuentan. Sobre todo si se trata de proyectos autónomos, microempresas o pymes.
De hecho, tan solo un pequeño porcentaje de los profesionales que inician la actividad reconocen haberlo hecho con un plan económico, un estudio de la competencia y un análisis de la viabilidad previo.
El análisis DAFO, la biblia del mundo de la empresa
Debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades: estas son las cuatro dimensiones que se estudian en el llamado análisis DAFO, una herramienta que es clave en todas las estrategias de rentabilización y viabilidad de los negocios desde el siglo pasado.
Para realizar esta evaluación, muchas veces conviene contar con un asesor externo, ya que estos profesionales no solo cuentan con una gran experiencia en estas labores, sino que mirarán el proyecto de su cliente de manera objetiva, desplazando todo el componente emocional del mismo.
Gracias a ello, los resultados de su trabajo darán unas pistas mucho más claras sobre por dónde toca tirar para hacer que el negocio sea viable, crezca, se estabilice y comience a generar unos ingresos acordes con el trabajo y la inversión que está haciendo el empresario.
Un trabajo mano a mano
Este tipo de profesionales no tienen una receta mágica que dan a todos los negocios, sino que trabajan mano a mano con los empresarios para comprender sus motivaciones, entender sus objetivos y, sobre todo, sacar brillo a las ideas que mejor pueden funcionar.
Esto puede ser útil tanto al inicio como en cualquier otro momento clave de las compañías, cuando se plantea una ampliación de líneas de negocio, un cambio de sede o incluso en momentos bajos en los que toca superar adversidades. Las herramientas para conseguir avanzar, en todos los casos, se basan en unos mismos pilares:
- Rendimiento: mejorar el rendimiento con soluciones personalizadas ayudará a que la empresa sea más rentable.
- Productividad: uno de los grandes problemas de las compañías es la existencia de ‘cuellos de botella’ que reducen la productividad y, por tanto, generan costes extra.
- Competitividad: es importante convertirse en una pieza clave del sector, diferenciarse de la competencia, ofrecer algo único que convenza al usuario.
- Ahorro de costes: en todos los sectores de la empresa es posible reducir costes para que las cuentas ganen vigor y todo sea más sólido para el empresario.
Estudiando estas cuatro realidades desde el primer momento, tan solo hay que trabajar con constancia y mano izquierda para lograr lo deseado, una empresa que funcione y que lleve al emprendedor camino al éxito.
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