Hernández de Cos alerta sobre la significativa debilidad de la inversión empresarial

29/05/2024

José V. Monge. Desde 2020, con la irrupción de la pandemia, las inversiones de las empresas han dependido más de sus ventas y sus flujos de caja.

El Banco de España, que gobierna Pablo Hernández de Cos, acaba de alertar en su boletín económico de abril (en el informe «Un análisis desagregado de la inversión empresarial desde el inicio de la pandemia») sobre la «notable debilidad» que ha experimentado la inversión empresarial en los últimos años, situándose todavía por debajo de los niveles prepandemia.

La «notable debilidad» se explica -reflexiona el supervisor- ante el efecto de la pandemia por la aparición puntual de algunos cuellos de botella en las cadenas globales de suministros, la crisis energética y el repunte de los costes de producción, la «elevada incertidumbre» sobre las condiciones económicas y el aumento de los tipos de interés de los últimos años.

El informe analiza la evolución de la inversión hasta 2022, siguiendo los datos de la Central de Balances sobre los activos tangibles, esto es, la inversión realizada en bienes de equipo y construcciones, que captan el mayor montante de la inversión total del sector empresarial. Y su conclusión es que entre 2020 y 2022 se ha producido una «significativa» caída de la inversión, tanto por lo que respecta a la proporción de empresas con flujos de inversión positivos como de la cuantía media invertida entre aquellas empresas que invierten.

El informe concreta que en el caso de la mediana empresa pasó a invertir en 2020 una cuantía bruta «insuficiente» para cubrir la depreciación del capital previamente instalado, de forma que su inversión neta fue negativa. «A partir de entonces se ha observado una recuperación incompleta de la inversión, de tal manera que, en 2022, aún no se habían recuperado los registros previos a la pandemia», se explica en el estudio.

En 2020, la tasa media de inversión de las empresas españolas descendió «de forma especialmente intensa» en aquellas ramas de actividad cuyas ventas se vieron más afectadas por la crisis sanitaria, como la hostelería, el transporte o los servicios de ocio.

Sin embargo, estas diferencias entre sectores en las brechas de las tasas de inversión respecto a las previas a la crisis sanitaria tendieron a diluirse a partir de 2021, de forma que, en 2022, los sectores más afectados por la pandemia dejaron de presentar las mayores brechas con respecto a los niveles registrados en 2019.

De esta forma, las tasas medias de inversión se mantenían por debajo de los niveles de 2019 en prácticamente todas las ramas de actividad, destacando las brechas observadas en las ramas de agricultura, construcción y actividades inmobiliarias.

Las empresas decidieron sus inversiones según sus ventas y flujos de caja

Según las conclusiones del análisis del Banco de España, desde la llegada de la pandemia hasta 2022 las decisiones de inversión por parte de las empresas se volvieron «más sensibles» a su situación económica, esto es, a la evolución de sus ventas y sus flujos de caja.

«El vínculo entre la situación económica y la decisión de invertir se hizo más intenso en el periodo 2020-2022, frente al periodo 2014-2019, en línea con lo observado durante la crisis financiera global. En particular, el crecimiento de las ventas y el flujo de caja incidieron de forma más intensa sobre la decisión de invertir en el periodo 2020-2022 que en los años anteriores», explica la institución.

No obstante, la relación entre las decisiones de inversión y la situación financiera de las empresas, aproximada por su nivel de deuda y carga financiera, permaneció inalterado. Este resultado contrasta con lo observado durante la crisis financiera global, cuando, en un contexto de fuerte deterioro de la situación patrimonial de las sociedades y de tensionamiento significativo en las condiciones de financiación, esta relación se intensificó, apunta el Banco de España.

El análisis del Banco de España destaca que las diversas medidas de política económica desplegadas durante la pandemia «habrían desempeñado un papel importante a la hora de explicar la menor incidencia sobre las decisiones de inversión de las empresas que tuvieron sus condicionantes financieros, en comparación con la crisis financiera global».

En este sentido, el Banco de España se refiere a las medidas adoptadas por el Banco Central Europeo (BCE) para preservar unas condiciones de financiación favorables para todos los agentes económicos y, a escala nacional, los programas de avales del Instituto de Crédito Oficial (ICO) para facilitar el acceso a financiación externa.

Los avales del ICO incentivaron a las empresas a invertir más

Precisamente, sobre los avales del ICO, el informe del supervisor constata que entre las empresas que recibieron avales orientados a cubrir sus necesidades de liquidez en el bienio 2020-2021, la proporción de aquellas que invirtieron fue algo superior a la del resto, en torno a 1,5 puntos porcentuales, «lo que sugiere que estos avales podrían haber contribuido a preservar las decisiones de inversión de las empresas».

En el caso de los avales orientados a cubrir las necesidades de inversión de las empresas, el Banco de España señala que esta brecha «es mucho más elevada», de en torno a 10 puntos, aunque, en este caso, considera que la magnitud de esta brecha se encuentra «condicionada, muy probablemente, por el sesgo de selección» que existe en la solicitud de estos avales, ya que las empresas solicitantes fueron, principalmente, aquellas que preveían llevar a cabo este tipo de proyectos.

En todo caso, la institución constata que, al llegar la pandemia, la situación patrimonial de partida de las empresas estaba «más saneada» que en la anterior crisis y las condiciones de acceso a la financiación se endurecieron menos que durante la crisis financiera.

Las empresas ‘jóvenes’ son las que muestran una mayor debilidad de inversión

Una cuestión sobre la que llama su atención el análisis del supervisor es que la inversión de las empresas jóvenes experimentó en el periodo analizado «una debilidad particularmente acusada», de tal forma que la brecha positiva entre el esfuerzo inversor de éstas y el del resto de las empresas se redujo.

«La pandemia habría afectado más intensamente a los patrones de inversión de las empresas jóvenes, que presentan una propensión marginal a invertir más elevada que el resto de las sociedades, en consonancia con las mayores necesidades de ampliación del stock de capital productivo que tienen las compañías en sus primeros años de actividad», se explica en el análisis.

Asimismo, el Banco de España indica que el vínculo entre la edad de la empresa y la decisión de invertir «parece haberse estrechado desde la crisis sanitaria». «Es decir, la propensión marginal a invertir ha seguido siendo mayor en las empresas jóvenes que en el resto de las sociedades, pero la brecha entre ambas se ha reducido con respecto a los años anteriores», afirma.

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