Felipe VI ha inaugurado el XXVI Congreso Nacional de la Empresa Familiar, que, organizado por el Instituto de la Empresa Familiar (IEF), con la colaboración de la Asociación de la Empresa Familiar de Euskadi (AEFAME) y el patrocinio de Banco Santander y KPMG, reúne en Bilbao a alrededor de 600 empresarios familiares de toda España. En el acto de apertura del Congreso han participado también el Lehendakari del Gobierno Vasco, Iñigo Urkullu, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá y el presidente del IEF, Andrés Sendagorta.
En línea con el lema del Congreso, “La fuerza de las personas’, Sendagorta ha reivindicado el papel clave que tienen las personas en las empresas familiares y en la economía española: “En mi forma de entender la vida, las personas son el verdadero motor y la clave de éxito de tantas Empresas Familiares a lo largo de los años. Hoy aquí, representamos a los más de dos millones y medio de personas que, todos los días trabajan -con ilusión y pasión-, en iniciativas promovidas y gestionadas por familias empresarias pertenecientes al IEF y a las Asociaciones Territoriales vinculadas”.
El presidente del IEF ha asegurado que “el éxito que las empresas familiares españolas cosechan en el mundo es un ejemplo más de lo que somos capaces de hacer, como país y como sociedad, cuando desplegamos todo nuestro potencial y no nos distraemos con desavenencias fratricidas de mirada corta y egoísta”.“
Ese legítimo orgullo que tenemos las familias empresarias por la labor realizada debe ser compartido por la sociedad y, concretamente, por nuestros gobernantes. Las empresas familiares han demostrado un cuidado diferencial de sus trabajadores, una visión a largo plazo, una gran prudencia en lo financiero y un especial arraigo a la tierra. Esas cualidades, entre otras, son razones más que suficientes para impulsar las empresas familiares en beneficio de todos”, añade.
Pero no oculta los grandes retos a los que se enfrentan las empresas familiares: las personas, la formación, la conciliación del trabajo con la vida familiar y la comunicación. “El reto por atraer y retener en nuestras empresas a personas con talento se ha convertido en una prioridad de primera magnitud, reto que debemos convertir en una gran oportunidad”, subraya.
“También tenemos que construir entornos de trabajo que permitan que las personas disfruten de sus vidas personales e integren sus vidas profesionales en sus vidas familiares. La sostenibilidad empieza por las personas, que deben suponer nuestro primer centro de atención”, recalca.
En su discurso, Sendagorta también ha pedido medidas fiscales que incentiven el empleo de calidad y la competitividad: “revisemos la fiscalidad para conseguir, entre todos, que el salario neto que llega al bolsillo de los trabajadores esté lo más cerca posible del coste bruto que asumen las empresas. Y revisemos también los salarios, sin más límite que mantener el listón de la competitividad, esencial para la continuidad de nuestras empresas”.
“Evitemos la polarización y apostemos por la moderación y el diálogo, para que nos permitan construir un marco de relaciones estables que proyecten nuestro país y nuestras empresas hacia un futuro a largo plazo. Es vital recuperar y reforzar el sentido de la institucionalidad. Es tarea de todos hacer más fuertes las instituciones que nos representan y nos vertebran como sociedad”, concluye el presidente del IEF.
El Instituto de la Empresa Familiar ha presentado un proyecto audiovisual con el que quiere dar voz a proyectos sociales y empresariales que apuestan por el talento como motor de progreso. A través de historias reales de empresas familiares y de expertos, busca abordar los retos del mercado laboral, la innovación en la formación y el futuro del trabajo.
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