El presidente del Consejo General de Economistas de España (CGE), Valentín Pich, ha presentado el informe del Observatorio Financiero y Claves económicas correspondiente al segundo cuatrimestre de 2023, elaborado por la Comisión Financiera y el Servicio de Estudios, en un acto que ha contado con la presencia de María Peña Mateos –consejera delegada de ICEX España Exportación e Inversiones–, en el que también han participado el presidente de la Comisión Financiera del CGE, Antonio Pedraza, los coordinadores del Observatorio Financiero, Montserrat Casanovas y Salustiano Velo, y el director del Servicio de Estudios del CGE, Salvador Marín.
“Siendo cierto que todo apunta a que la economía española tendrá este año un mayor crecimiento que el de nuestros homólogos europeos, no lo es menos que este crecimiento no tiene ni la intensidad ni el vigor que debería, por lo que se hace muy necesaria la estabilización política e institucional que ayude a que tanto el cierre de este ejercicio, como sobre todo las previsiones de 2024, no hagan que se confirme la tendencia a la baja que el análisis efectuado y los indicadores nos ponen de manifiesto en el medio plazo”, advierte Pich.
“Además, si el empleo continuara con un buen comportamiento, como hasta ahora, y vía productividad se pudiera influir en las retribuciones salariales sin afectar a la inflación, estaríamos en un momento óptimo para que se dieran las circunstancias que permitieran cambiar el modelo hacia una mayor contención fiscal así como un apoyo decidido a las políticas productivas desde el lado de la oferta, gracias a la oportunidad que se nos presenta vía transición ecológica y economía sostenible», añade.
“La apuesta por la formación, la innovación en la pyme, la digitalización y la sostenibilidad competitiva, junto con el seguimiento estricto de las reglas fiscales, deberían ser cuestiones clave que el próximo ejecutivo debería incluir, sí o sí, en su agenda reformista”, subraya.
Fortaleza del empleo y demanda interna
Salustiano Velo, quien ha hecho una síntesis de los indicadores macro y de la situación de las cuentas financieras de la economía española, ha señalado durante la presentación del Observatorio que “la economía española supera los malos augurios del último trimestre del 2022 y ha constatado que no se retrasó un año en recuperar su nivel prepandemia”.
“La clave del crecimiento ha estado en el consumo de los hogares, que han utilizado el ahorro acumulado durante la pandemia para continuar normalmente con su nivel de gasto”, ha afirmado Velo, quien subraya que “aunque en septiembre se haya notado cierta debilidad, la fortaleza que está mostrando el empleo durante el año está contribuyendo de forma positiva a la demanda interna, a la vista de la importante reducción de la población asalariada temporal en el último año y del aumento –de más de un 5%– del salario por ocupado; además, la creación de empleo ha estado acompañada de un aumento de la productividad por hora trabajada, que creció un 1,12% en el segundo trimestre de este año”.
Montserrat Casanovas ha señalado que “los mercados de capitales han tenido un buen comportamiento en el segundo cuatrimestre con un incremento del IBEX del 15,5% hasta agosto, aunque en septiembre, y en concreto en los últimos días, se ha dejado más de 3,5 puntos. Por su parte, el euro, que se había revalorizado frente a las principales divisas hasta agosto, en el mes de septiembre se ha depreciado un 1,85% frente al dólar. Esto ha sido debido fundamentalmente a la política monetaria de la Reserva Federal, que ha sido más contundente en la subida de los tipos de interés aportando fortaleza a su moneda. Este fortalecimiento del dólar perjudica nuestras importaciones de petróleo, cuyo precio, ya elevado por los recortes de los productores, se ve afectado por el tipo de cambio. Esta una de las principales causas de la revisión al alza en 5 décimas de nuestra previsión de crecimiento medio del IPC a final de año, debido a la dependencia de nuestra economía del petróleo”.
El director del Servicio de Estudios del CGE, Salvador Marín, ha resaltado que “este cuatrimestre ha venido a confirmar la tendencia de los índices adelantados que ya se dieron en el anterior. Por un lado, nos encontramos en una fase de cierta estabilización del transporte internacional, al que se une la tendencia de los precios de la energía y de las materias primas, aunque aún siguen en cifras que podemos considerar elevadas, pero no en las ratios alarmistas de periodos previos, junto con una menor volatilidad general. Por otro, la confianza de los empresarios, así como los PMIs, compuestos y manufactureros, junto con la producción industrial y el comportamiento de las cifras que el sector arroja vía datos de la Central de Balances del Banco de España, apuntan a una ralentización continuada de la actividad industrial. Lo anterior, junto con otras variaciones de los índices abordados, nos lleva, en este análisis adelantado, a confirmar que nuestra economía terminará 2023 con el crecimiento indicado, pero de no tener en cuenta estas señales y buscar influir en las palancas de crecimiento, así como en el muy necesario acceso al crédito de las empresas –que se está restringiendo bastante–, el 2024 tendrá un crecimiento mucho menos vigoroso, apuntando por tanto cierta desaceleración futura”.
E presidente de la Comisión Financiera, Antonio Pedraza, destaca que “a pesar de que la renta familiar está creciendo por los buenos datos de empleo en la temporada estival, el poder adquisitivo cae por la inflación, los altos intereses y la imposición indirecta. No obstante, el ahorro de las familias ha aumentado, pero su destino más que al consumo y la inversión, se dirige a amortizar deudas y a la prevención. Todo coadyuva a un debilitamiento de la demanda que se va a hacer más patente en este último trimestre del año. Ello unido a la menor contribución de las exportaciones, que se observa desde el segundo trimestre, pone en peligro el crecimiento, ya que no se espera un cambio de signo de las mismas a tenor de la debilidad de los países europeos a los que tradicionalmente se dirigen”. Pedraza ha añadido que “se echan en falta algunos proyectos de carácter estructural en los nuevos fondos solicitados a Europa, por ejemplo, aquellos destinados a resolver a nivel nacional el problema que plantea la escasez de agua, estando activo un Plan Hidrológico Nacional desfasado ante la nueva problemática”.
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