Supongo que muchos estarán cansados de la deformación que tiene el significado que algunos le dan a la palabra España. Cuando Feijoo pronuncia – y lo hace con frecuencia – la palabra España cada vez son más los que interpretan que el significado que le da no es otro que el del Partido Popular. Algo parecido sucede cuando esta misma palabra la dice Abascal, sólo que en este caso se ha de traducir por la sigla VOX.

Asimismo cuando hablan de “todos los españoles” se ha de reconvertir esta frase con “la de los españoles que votan estas formaciones” o cuando vaticinan que “los españoles están hartos de la situación” hay que interpretar que quien están fastidiados son – espero – algunos de sus seguidores.

Algo parecido cuando utilizan la palabra “libertad” que para ellos no tiene otro significado que tengan unos unas libertades que niegan a los otros. Como cuando se plantean (y cuando pueden lo hacen) rebajar los impuestos), con lo que las clases menos privilegiadas no tendrán acceso a numerosas prestaciones básicas, como la sanidad y la enseñanza. Por no hablar de que todos los españoles son iguales ante la ley cuando se aferran con uñas y dientes mantener unos órganos de justicia dominados por sus afines, con lo que tiene una notable influencia en sus sentencias. No es raro que sean clientes habituales para conseguir en los tribunales lo que no han logrado en las urnas.

Por no hablar de la defensa a ultranza de la palabra “Constitución”. Aparte que una gran mayoría de los españoles no la han votado por razones de edad, hay quien la interpreta de una forma muy particular y la adapta a sus particulares intereses.

España ni se rompe ni se deja de romper, si no que evoluciona a lo largo de los años para adaptarse a las nuevas situaciones, por lo que no estaría de más que algunos se aplicaran la máxima evangélica de “no utilizar la palabra España en vano”.