Las cuentas distributivas proporcionan una forma de seguimiento temporal de la distribución de la riqueza y de la deuda entre los diferentes grupos que conforman la población de los hogares.
Un análisis realizado por Lucía Cobreros, de Esade EcPol Center for Economic Policy; Sandra García-Uribe y Marina Gómez García, del Departamento de Análisis Estructural y Estudios Macroeconómicos del Banco de España, y publicado en su Boletín Económico, determina que los hogares más pobres han aumentado entre 2020 y 2022 su participación en la riqueza en vivienda (0,6 puntos) y fondos de inversión (1,1 puntos) y la habría reducido en depósitos (0,2 puntos), acciones
(0,1 puntos) y en el valor de la deuda para la adquisición de vivienda (0,3 puntos), aumentándola en las deudas destinadas a fines distintos a la adquisición de vivienda (0,4 puntos).
Las estimaciones también muestran que los hogares más ricos han reducido entre 2020 y 2022 su participación en el total de la riqueza en vivienda (medio punto), fondos de inversión (0,6 puntos) y acciones cotizadas (1,9 puntos), aumentándola en depósitos (medio punto) y deuda para la adquisición de vivienda (1,2 puntos) y reduciéndola en el resto de deuda (1,1 puntos).
No obstante, estos hogares poseen un mayor porcentaje de todos los activos y, en especial, los de mayor rentabilidad y riesgo. Así, se estima que poseían en 2022 un 56% de los fondos de inversión y un 75% de las acciones cotizadas.
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