Uno no puede dejar de sentir un cierto rubor ante los argumentos que determinadas fuerzas políticas están haciendo para calentar el debate de investidura. Transmiten la sensación de que “aquí vale todo” con tal de conseguir la presidencia. Además exhiben una doble moral en la política de pactos. Quien no ha dudado en desplazar a la lista más votada en varias comunidades autónomas pactando con una extrema derecha que si no es fascista se le parece poco, ahora reivindica su hipotético derecho de que dejen gobernar a la lista más votada.
No dudan en hurgar en listas de otros partidos en busca de diputados que pudieran romper la disciplina de partido. Es una llamada clara al transfuguismo, por no recordar los intentos frustrados de tantear a la desesperada con fuerzas que son antagónicas, como puede ser Junts per Catalunya o el PNV, partidos que no hace mucho pretendían ilegalizar.
Además desde hace tiempo parece que no todos los españoles son iguales. Para ellos los votos de los nacionalistas catalanes o los “comunistas” de Sumar no son válidos para configurar mayorías de gobierno, en cambio han hecho gobiernos de coalición con VOX que está imponiendo su programa en no pocas comunidades para escándalo de muchos.
Además tienen un concepto muy peculiar de lo que es España. Se han escandalizado por el uso de las lenguas cooficiales en el Congreso, obviando que estas lenguas las hablan millones de españoles y que es un patrimonio importante de la personalidad del estado español.
Casi a la desesperada los últimos días apelan a movilizar la calle e incluso en algunas declaraciones se intuye que lo que no han conseguido en las urnas lo buscan encontrar en otros lugares. Si hasta ahora el medio era un sistema judicial que ha invadido el terreno de la política, ahora hay declaraciones de algunos dirigentes que parecen llamar al golpismo.
Hay que destacar la prudencia de los socialistas ante estos desmanes de una formación prisionera de VOX, por que no han caído en la tentación de recuperar los antecedentes de algunos populares y de muchos de VOX sobre dictaduras del pasado.
…y se llaman patriotas, unos patriotas que muchas veces parece que no se han leído la Constitución.
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