Las calles necesitan mantenimiento y tanto los ayuntamientos como las empresas han visto una solución en el alquiler de barredoras viales, unas máquinas que multiplican la productividad de los empleados. Poseen cepillos que son capaces de barrer varios metros, de manera que en una hora de trabajo pueden limpiar bastantes kilómetros de calle, lo que las hace imbatibles cuando hay que limpiar avenidas amplias.
¿Cómo son las condiciones del alquiler?
Por las ventajas que tiene sobre la compra, en especial porque hablamos de equipos cuyo coste de adquisición es elevado, el alquiler es la forma preferida de acceder a una barredora. De esta manera, hay que fijarse muy bien en los términos y en las condiciones de este arrendamiento, pues variarán con cada empresa.
Es muy importante dejar por escrito la duración mínima del contrato, qué costes adicionales hay y quién se encarga del mantenimiento. Aquí, debemos exigir que los términos sean transparentes y sin la temida letra pequeña.
¿Cómo se entregan los equipos?
Antes de aceptar una barredora hay que revisarla de forma adecuada, en especial si no es nueva. A su vez, hay que preguntar por el mantenimiento, pues de él depende que la barredora funcione bien y no presente averías de manera inmediata.
¿Nos ofrecen asistencia técnica y cursos de capacitación?
Siempre es una ventaja que la empresa de alquiler preste asistencia técnica y resuelva dudas, en especial en los primeros meses tras la firma del contrato, ya que es normal que surjan preguntas sobre el funcionamiento de las barredoras conforme se usan.
También es interesante que ofrezcan una pequeña formación para las personas que la van a manejar. No son máquinas complejas, pero conviene tener unos conocimientos previos antes de ponerse a limpiar las calles con ellas. Estos cursos garantizan una mejor eficiencia desde el primer momento, a la vez que hacen que su uso sea más seguro tanto para los operadores como para los usuarios de la vía.
¿El alquiler es flexible?
Las necesidades en cuanto al empleo de los equipos pueden cambiar. Por eso, antes de firmar el contrato hay que ver si ofrece flexibilidad a la hora de sustituir las máquinas.
No es raro que después de unos meses de utilización nos demos cuenta de que nos hace falta una máquina con más capacidad o, por el contrario, que notemos que para nuestras necesidades es mejor una barredora más pequeña y compacta.
Así, siempre conviene que eso se concrete en las condiciones de alquiler. Debe quedar bien especificado cómo podemos cambiar de barredora, cuánto hay que pagar por el intercambio, o cuándo se puede llevar a cabo, entre otras cuestiones.
¿Quién asegura la máquina?
Una buena parte de las barredoras viales suele hacer su trabajo en la vía pública, rodeadas por el tráfico. En esas circunstancias la posibilidad de un accidente es real, por lo que hay que dejar muy claro quién asegura la máquina.
Esto se debe estudiar bien, pues aunque la empresa de alquiler ofrezca un seguro, quizá sea una buena idea completarlo con otro que dé más garantías y proteja más al operario o a la empresa.
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