Las dos Españas

14/07/2023

Josep M. Orta.

Con la crispación que se ha instalado desde hace meses en la vida política acentuada en las campañas electorales uno no puede olvidar la profecía que hizo Antonio Machado cuando señalaba que “una de las dos Españas va helarte el corazón”.Hoy, si hacemos caso de los medios de comunicación, parece que las posturas son irreconciliables y que peligra seriamente la convivencia. El aquí vale todo de Trump ha llegado a nuestro país.

Las descalificaciones, insultos e incluso amenazas en las intervenciones políticas de algunos se traduce con demasiada frecuencia en altercados protagonizados por determinadas grupo que están dispuestos a todo para amedrentar a los que discrepan de sus convicciones. Y cada vez se producen más enfrentamientos violentos, con frecuencia ante la pasividad policial y el mirar a otro lado de los encargados de impartir justicia, por que el orden público, en estos momentos tampoco parece que sea igual para todos.

Un viejo militante comunista recriminaba en los años setenta a sus jóvenes afiliados que en las manifestaciones a las que acudían no llevaran ni un simple corta uñas. Y mucho menos con armas más contundentes. “Si llevas una pistola es que en un momento dado estás dispuesta a utilizarla, y ¿tú estás dispuesto a matar?” les aleccionaba. Pero esta lección algunos, que no son comunistas precisamente, no la han aprendido.

Determinados colectivos parece que niegan el pan y la sal a los que no son de su cuerda e incluso parecen dispuestos a imponer su ideología no por la fuerza de la razón si no por la poderosa razón de la fuerza. Ahora es frecuente que tras los actos de la extrema derecha, a menudo con una vestimenta paramilitar, la presencia de armas blancas, cadenas o puños de hierro y no es raro que a veces las utilicen. La violencia verbal se está pasando en demasiadas ocasiones a la violencia física y lo que es peor, sus dirigentes dan la impresión que lejos de condenar lo indirectamente respaldan estas actuaciones.

La violencia se sabe como empieza pero es muy difícil saber como acaba. Los discursos de odio proliferan. En España hemos sufrido una cruenta guerra civil y una postguerra no menos espeluznante que algunos ahora pretenden reivindicar.

Viendo los medios de comunicación y los discursos de determinados políticos parece claro que vuelven a haber dos Españas y pongamos velas a Dios y al diablo para que otra vez no “vuelva a helarnos el corazón”.

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