Mas allá del plantón, simbólico que no efectivo, y la amenaza de Margarita Robles de vetar el plan industrial de la OTAN, la decisión de Jens Stoltenberg y la cúpula de la Alianza de excluir a las empresas españolas de la reunión de la Organización Atlántica con representantes de las industrias de Defensa europeas y norteamericanas, es una prueba evidente, una más, de la absoluta irrelevancia a que el gobierno de Pedro Sánchez ha llevado a España en el escenario internacional. Además de una demostración palpable del fracaso de una acción diplomática errática, ambigua y desnortada.
No es un aliado fiable, cuentan que dijo Biden cuando se enteró de las pretensiones de Sánchez de sustituir a Stoltenberg al frente de la OTAN, al tiempo que empezaba a mover ficha para promocionar a la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, y al ministro de defensa británico, Ben Wallace. Una falta de credibilidad y confianza que genera el hecho de que España es el único país de la Alianza con declarados comunistas en el Consejo de Ministros, que los socios de gobierno y parlamentarios de Pedro Sánchez están o han estado financiados por Rusia, Irán, Cuba Venezuela, y el resto de enemigos de las democracias y la libertad, Y que, para más escarnio, tiene a un expresidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, como embajador extraoficial y propagandística de las dictaduras bananeras de América Latina.
Esa es la realidad. Con Sánchez no somos fiables para los aliados de las democracias occidentales y sólo así se entiende EE UU y la OTAN haya sustituido a España por Marruecos como su aliado preferente en el Mediterráneo y sólo así se puede entender también, que a pesar de la aparente normalización de las relaciones con Marruecos, tras la vergonzosa entrega del Sahara Occidental a la monarquía alauita por parte del sanchismo, el gobierno de Rabat lleve meses bloqueando el plan de apertura de aduanas en Ceuta y Melilla, y que Canarias se enfrente a un nuevo repunte de la inmigración con el resultado de que en sólo 20 días han llegado a las islas el 40% de las llegadas registradas en todo el año 2022.
Pero lo que es más grave, por lo que se intuye es que Melilla y Ceuta serán las dos únicas regiones españolas que no albergarán ninguna de las cumbres ministeriales y actividades cultura programadas por el gobierno de Pedro Sánchez durante la presidencia rotatoria de la Unión Europea. Exclusión esta que parece avalar la vergonzosa decisión de la aplicación Google, que, siguiendo las tesis marroquíes, no reconoce la españolas de Ceuta y Melilla, al considerar a las dos ciudades españolas como territorios en disputa, similar al de Israel y Palestina.
Marruecos es consciente de que mientras continúe Sánchez en La Moncloa la administración norteamericana y la Alianza Atlántica van a jugar a su favor en un hipotético conflicto de intereses con nuestro país, y no da tregua. Todo esto con el añadido de que disponen de los datos y contenidos espiados por Pegasus al teléfono de Sánchez. Informaciones que, para muchos analistas, son elemento fundamental y explican la insolencia y el chantaje de Rabat que es también el principal interesado en la continuidad del sanchismo y sus socios de la Frankestein.
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