La Comisión Europea ha aprobado sin condiciones la fusión entre las entidades financieras suizas UBS y Credit Suisse, poco más de dos meses después del colapso de esta última, tras constatar que la operación no planteará problemas de competencia en el Espacio Económico Europeo.
La fusión, en realidad una absorción de Credit Suisse por UBSD, se fraguó el 19 de marzo por el Gobierno suizo ante la quiebra de la primera entidad y como «la mejor opción» para restablecer la confianza de los mercados.
La Comisión Europea argumenta que el nuevo grupo seguirá enfrentándose a una presión competitiva significativa por parte de una amplia gama de competidores en Banca Privada, gestión de patrimonios y de activos, banca de inversión, minorista y corporativa, incluidos varios grandes bancos mundiales, así como proveedores especializados y fuertes operadores locales.
La obligación de suspensión exige a las empresas que se fusionan no llevar a cabo una fusión hasta que la Comisión la haya autorizado, aunque dadas las dificultades financieras de Credit Suisse y el consiguiente riesgo de inestabilidad financiera, las partes solicitaron una excepción para permitir a UBS cerrar la operación y que Bruselas concedió dado que el riesgo de perjuicio sistémico para terceros y para el sector bancario superaba cualquier amenaza potencial para la competencia derivada de un cierre anticipado del acuerdo.