La “resaca” de Sant Jordi

05/05/2023

Josep M. Orta.

Ahora que las más de seis millones de rosas que se vendieron en la fiesta más bonita que tiene los catalanes (la mayoría procedentes de las américas) ahora el gremio de los libreros cuando ha presentado el balance de cómo les fue este año la Diada de Sant Jordi. No pueden ocultar su satisfacción aunque las grandes ciudades se vieran más que colapsadas por la afluencia de público.

El gremio de libreros presentaron orgullosos satisfechos el balance de la fiesta. Se vendieron casi dos millones de libros y la facturación superó los 22 millones. A parte de los autores que se llevaron la mayor parte de las ventas, fueron más de 45.267títulos que lograron algún comprador. Para muchas librerías este día puede representar el cincuenta por ciento de las ventas de todo el año y para el conjunto del sector superar el 30%.

Estos datos llaman la atención cuando es raro encontrarse en el transporte público alguien que aproveche el viaje para leer un libro. La sensación que se transmite es que muchos el interés por “la lectura” se limite a mirar la pantalla del móvil. Además la industria editorial tiene la competencia del libro electrónico y la consiguiente piratería que tanto perjudica al sector editorial y a aquellos que tratan de subsistir con la literatura. Además la poca afición lectora de una gran parte de la sociedad española contrasta con el hecho de que cada año se publiquen unos noventa mil títulos nuevos. La minoría lectora tiene donde escoger…

Volvamos con los dos millones de libros vendidos en la Diada. Uno se pregunta si realmente hay tantos lectores o simplemente se compran para seguir la tradición. Sabido es que los libros son un gran almacén de polvo en alguna estantería de la casa o incluso pueden ser un adorno en un mueble librería.

Es agradable abrir un libro nuevo y quizás pensar en lo que nos aportará y el trabajo que hay detrás de él, del tiempo y el esfuerzo invertido por el autor documentándose para después dedicarse a juntar letras, pero para muchos también es un gran placer encontrarse libros usados, un tanto deteriorados y quizás subrayados, que haya pasado por muchas manos, por que es la evidencia de que ha cumplido su finalidad. Por qué en definitiva los libros son para leer, aunque muchos de los que se compraron por Sant Jordi el año que viene seguirán tan vírgenes como cuando los adquirieron. Sin embargo sea bienvenidas estas ventas de la pasada Diada que han de permitir la supervivencia de no pocas editoriales pequeñas y medianas.

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