En los meses previos del mundial de Catar y hasta justo empezar el campeonato las críticas a la situación de aquel país llenaron los informativos, las llamadas a la protesta por las condiciones laborales de los inmigrantes, los muertos que provocaron la construcción de los estadios, la discriminación de las mujeres y los LGTBI, la falta de libertades. Pero nada más empezar a rodar el balón todas las críticas por los derechos humanos en aquel emirato perdieron todo el protagonismo. El mundial fue seguido por millones de personas y una vez acabado nos hemos olvidado de la situación en Catar, que sigue siendo la misma que la de antes del mundial.
Mientras la política protagoniza buena parte de los informativos, lo que de verdad consume con fruición nuestra sociedad son, por ejemplo, las revelaciones de príncipe Andrés y la publicación del libro “Spare” donde el príncipe Harry explica las intimidades de la casa real británica y el trato que recibió por su boda con Meghan Markle. Algo parecido había sucedido unos meses atrás con las revelaciones de Corinna Larsen sobre sus relaciones con el rey emérito.
Si las revelaciones de estos personajes podían justificar la presencia en los medios de comunicación llamados “serios” por las evidentes repercusiones políticas que tenían sus revelaciones y que afectaban a altas instituciones de sus respectivos estados, ahora el protagonismo se ha desplazado a la guerra que mantienen desde hace unos meses el empresario y futbolista Gerard Piqué y la popular cantante Shakira. Su ruptura matrimonial y los diferentes capítulos de este serial que los protagonistas dan a sus problemas personales ocupa un espacio escandalosamente relevante en todos los informativos, dejando de ser un tema de la llamada prensa rosa. Posiblemente con este tema se haya pasado una línea roja que podrá tener consecuencias en el futuro.
Es un cambio significativo y ya que estamos en un año electoral de resultado incierto, dado el interés público que todos los medios dan a esta ruptura, sólo falta que la clase política haga lo mismo que la llamada prensa seria y que dado que esta carnaza tiene un significativo público no sólo demuestren sus simpatías por uno u otro de los dos contendientes sino que incluso sea un tema en las largas precampañas. Todo vale para conseguir votos.
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