Estos días que parece que se nos ensancha el corazón y nos llenamos de buenos deseos y augurios venturosos uno no resiste la tentación de imaginarse como cumplirán este trámite algunos de los protagonistas de la vida política.
Se me hace difícil pensar que el señor del “no a todo”, Alberto Núñez Feijoo, exprese estos buenos deseos a su rival (y en este caso no sería difícil decir enemigo) Pedro Sánchez, claro que según sus discursos tampoco podrá felicitar al casi ochenta por ciento de catalanes que según las encuestas verían con buenos ojos que se celebrara un referéndum, y no digamos que muestre sus simpatías por los vascas de Bildu. Claro que sí que podrá felicitar a su militancia (¿también a Díaz Ayuso?) y a sus amigos de VOX, así como expresar sus buenos augurios a los jueces de los altos tribunales. En fin sólo podrá expresar sus venturas a un reducido número de españoles.
Algo parecido le sucede a Santiago Abascal, aunque en su caso incluso podrá tener reticencias en mandarles la postal navideña a algunos militantes del PP, pero claro podrá hacerlo con los nostálgicos del franquismo y sus pequeños pero revoltosos grupitos. O sea que también el número de felicitaciones quedará significativamente mermado, aunque como cliente habitual de los tribunales es de suponer que a estos sí que les expresará sus buenos deseos
Y tampoco tendrá mucho trabajo la diputada por Ciudadanos por Barcelona Inés Arrimadas, a quien le entran sarpullidos si por casualidad se encuentra a alguien hablando en catalán en Catalunya. Pero tal y como le van las cosas incluso se puede ahorrar en la felicitación de sus correligionarios.
Los nacionalistas catalanes también tendrán poco trabajo. Si se han llenado la boca asegurando que los separatistas tienen mayoría en el Parlament, a la hora de la verdad esta mayoría la usan para machacarse a cara de perro unos con otros, o sea que me imagino que se ahorrarán mantener las tradiciones y ni siquiera guardar unas formas que en la política española son cosas del pasado.
También me gustará saber lo que hará Pedro Sánchez. Por supuesto que deseará un buen año a sus amigos de ERC o del PNV, pero lo que no tengo tan claro es que hará con sus socios de Podemos. Es de suponer que mantendrá las formas, así como con los versos sueltos que corren por su partido. Con su leal oposición quiero creer que ni pan ni agua.
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