El zorro que se transformó en gato

24/11/2011

María Martín. Que Antonio Banderas sea o no un gran actor puede ser objeto de debates acalorados e interminables, pero de lo que no cabe duda es de que tiene una enorme capacidad de reírse de sí mismo, y hacernos disfrutar por el camino. Su nueva película, El Gato con Botas, es, hasta el momento, la mejor prueba de ello.

El largometraje comienza años antes de que Gato se una al grupo de Shrek y Burro, mientras es un forajido buscado por las autoridades que intenta compensar, más que pagar, su deuda con la sociedad. Y la oportunidad aparece con forma de hermosa gata, Kitty Zarpas Suaves (Salma Hayek), y de un huevo venido de su pasado, Humpty Dumpty (Zach Galifianakis). Juntos se embarcarán en una aventura en busca de la Oca de los huevos de oro, aquella que vive en un castillo en las nubes al que sólo puede accederse gracias a unas habichuelas mágicas…

Siguiendo la estructura de las cuatro entregas de Shrek, El Gato con Botas mezcla en su argumento referencias (y homenajes) a novelas, leyendas, cuentos infantiles, canciones, películas, sucesos de actualidad… Todo combinado para crear hora y media de entretenimiento y diversión para toda la familia. Porque es posible que El Gato con Botas no sea la más original de las películas, pero buena parte de su mérito consiste en haber aprendido bien las lecciones de sus predecesoras y aplicarlas con buen gusto y mejor saber hacer. Y no nos referimos ya sólo a las entregas protagonizadas por el ogro verde (de donde aprendió a juntar referencias d lo más dispares y a reinventar los cuentos infantiles), sino también a las magníficas creaciones de Pixar, que nos enseñaron a todos cómo una misma película puede tener diversos niveles de lectura, adaptados a los distintos tipos de espectadores, y gustar a todos por igual.

Especial importancia en este juego de referencias tienen las que recuerdan a las dos entregas que sobre la figura de El Zorro protagonizó Antonio Banderas. El marcado acento, los duelos de baile, los juegos de seducción, los evidentes guiños en el guión, incluso la ambientación de la película, se conjugan para recordarnos aquel personaje que le dio buena parte de su fama a Banderas, para reírnos con él y de él, obligándonos a recordarlo con más cariño del que posiblemente se merezca.

El Gato con Botas se ha independizado por fin de Shrek y ha pasado con muy buena nota su conversión de secundario a protagonista, algo de lo que no todos pueden presumir. Divertida, inteligente, gamberra y tierna, como su protagonista, El Gato con Botas es sin duda una buena inversión para disfrutar durante 90 minutos.

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