‘El Gran Maurice’ (en realidad es ‘The Phantom of the Open’) es una película sobre un señor al que le gusta el té con seis terrones de azúcar. Dirigida por Craig Roberts, con guión de Simon Farnaby, música de Isobel Waller-Bridge, y fotografía de Kit Fraser, cuenta una historia real: Maurice Flitcroft, un padre de familia y operador de grúa en un pequeño pueblo inglés, ve peligrar su puesto de trabajo debido a la inestabilidad económica del país. Tras ver un partido de golf televisado, Maurice se enamora del juego y decide participar en el torneo más importante del mundo, el Open Británico. Un plan maestro que tiene un único problema: no ha jugado al golf en su vida.

Contra pronóstico, debido a un error burocrático, es aceptado. Y juega tan mal, que causa sensación. Por eso, cuando es acusado de ser el peor jugador en la historia del Open, el Gran Maurice se queja: «Nadie se puede comer el mundo porque está demasiado duro».

Craig Roberts consigue narrar una historia dramática como si fuera una comedia, un tanto desaliñada pero sin duda simpática y entrañable, apoyándose en magníficas interpretaciones de todos los actores y actrices. No deja de ser una película con un cierto toque de denuncia social, pero con un enfoque humano, por muy extravagante que pueda parecer.

Más allá de la obsesión por el golf, el protagonista de la película no es el Gran Maurice, sino la relación entre el marido y la mujer, cómo el amor puede con todo, incluso con el miedo al fracaso, al ridículo.

Es también un retrato ácido de los medios de comunicación, cómo se las ingenian para destrozar a un hombre que tiene un sueño.

El resultado de todo este cóctel es un equilibrio de cine social, drama, romanticismo y farsa, con un par de escenas oníricas, risas, carcajadas, pero también alguna lágrima. Y un delirante viaje a Estados Unidos, organizado por un desternillante club de fans del peor jugador de golf del mundo.

‘El Gran Maurice’ recuerda, en algún sentido, a ‘The Full Monty’, sobre todo por la alegría y el optimismo que transmite, pese a todo. Y forma parte de esas obras del  humor muy británico, que hace reír sin caer en el histrionismo y sin necesidad de abusar de la ridiculización del protagonista.

El actor y guionista Simon Farnaby sed sintió atraído por increíble historia de Maurice Flitcroft, y publicó un libro sobre él con el periodista Scott Murray, con el título de “The Phantom of the Open», que es lo que Craig Roberts lleva a la pantalla.

Ahora llega a las salas españolas gracias a A Contracorriente Films. El mensaje de la película es claro, dentro de su ironía: «la práctica lleva al camino de la perfección».