Los catalanes celebraron el quinto aniversario del referéndum con una grave crisis del Govern. Los incumplimientos del presidente Pere Aragonés de los pactos para formar una coalición con Junts per Catalunya han sido clamorosos, y el incumplimiento de la promesa que hizo a la CUP (radicales de inzuierdas)de someterse a una moción de confianza a mitad de legislatura ha revolucionado el mapa político catalán en busca de una salida.
Era bastante evidente que los acuerdos que permitieron formar una mayoría parlamentaria independentista eran bastante utópicos. El principal objetivo era avanzar hacia la independencia convocando un referéndum acordado. Desjudializar la vida política (acabar con la “justicia del enemigo”) y conceder la amnistía a los más de cuatro mil personas represaliadas o exiliadas. Estas propuestas recibieron desde el primer momento el contundente rechazo de La Moncloa y a cambio ofrecieron una mesa de diálogo que, por mucho que se diga, no ha servido para nada. Es más, la sensación que transmiten es que desde Madrid no saben que hacer con Catalunya y mareando la perdiz van ganando tiempo.
Entretanto las discrepancias entre los socios del gobierno de la Generalitat son el pan de cada día y ha sido necesario el actual ultimátum para que los decepcionados ciudadanos vuelvan a hablar de política en el café, pero lo hacen más como un espectáculo que les ofrecen de una manera gratuita que como una forma de interesarse por la política. Reina en el mundo independentista la sensación de sentirse engañada y traicionada por sus dirigentes y las guerras cainitas están en el orden del día.
Sin embargo hay un eslogan que une a muchos más allá del mundo independentista que es la condena a la brutalidad policial el día del referéndum y el sarcasmo de ver como los participantes en reprimir un acto pacífico no sólo se iban de rositas si no que incluso recibían toda clase de felicitaciones.. Las imágenes dieron la vuelta al mundo pero ningún responsable político ni policial recibió amonestación alguna (en aquellos días incluso el PSOE -entonces en la oposición – pidió unas depuraciones que cayeron en el olvido cuando llegaron al Gobierno. No es de extrañar que de las pocas consignas que hoy unen a los catalanes es el grito “ni oblit ni perdó” (ni olvido ni perdón”).
Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.