El próximo domingo vuelve a ser el 11 de Septiembre, la Diada Nacional de Catalunya. Si en años anteriores la Riada se había celebrado con manifestaciones multitudinarias este año parece que será la fiesta de la desunión y del enfrentamiento entre las fuerzas que se proclaman independentistas.

Cuando Pedro Sánchez se vanagloria de haber pacificado la situación en Catalunya hace un análisis tan interesado y sesgado como cuando habla de los beneficios de las estériles mesas de diálogo con el Gobierno catalán. Seguramente no es difícil interpretar que el partido socialista no sabe qué hacer con Catalunya ni ha elaborado ninguna otra estratégica que la de ganar tiempo. Es posible que la tradicional manifestación del domingo tenga una asistencia escasa en comparación con ediciones anteriores lo que propiciará que el presidente del Gobierno se llene otra vez la boca de la bondad de su política con Catalunya. Sí que ha logrado que ERC le permita sacar adelante sus propuestas en el Congreso a cambio de nada, también ha conseguido una profunda división en los partidos que configuran el gobierno catalán y un enfrentamiento cainita con las diferentes familias independentistas. Es un mérito que se le ha de reconocer, aunque lo haya hecho con la ayuda de las cloacas del Estado (catalangate), una esperpéntica represión con informes policiales inverosímiles (con grandes esfuerzos de determinados organismos del Estado para equiparar el pacífico movimiento independentista con el terrorismo) y con una actuación judicial que ha sido recriminada por no pocas instancias internacionales, pero esto no parece inquietar a los socialistas, que incluso se vanaglorian de su papel en la aplicación del artículo 155.

Para unos esta puede ser el retrato del momento, pero si se analiza con una cierta profundidad no es difícil constatar que los sentimientos independentistas son muy parecidos a los que votaron a favor de la independencia, esto sí, con una diáspora de estrategias. Conocida es la frase que el principal enemigo de un independentista es otro independentista. Sin embargo en el momento que surja un líder que aglutine otra vez a todos estos sectores el resultado será similar. No es de extrañar que el propio presiden de la Generalista Pedro Aragonés, ante las afirmaciones de Pedro Sánchez que había pacificado Catalunya, le retara a que lo comprobara convocando un referéndum.

Otra Diada, presumiblemente este año no será un éxito e incluso se la pueda calificar de fracaso, pero sería temerario sacar conclusiones precipitadas sobre el movimiento independentista.