No sabemos bien si por irresponsabilidad o por soberbia primero Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes de EE UU, y después esa delegación norteamericana encabezada por el senador demócrata Ed Markey, han cometido una enorme imprudencia, con su presencia en Taiwán en un escenario internacional marcado por la tensión de equilibrios entre Oriente y Occidente. Una temeridad innecesaria que, aunque la Casa Blanca lo desmienta da la impresión de que forma parte de una estrategia gubernamental preconcebida.
Pero más allá de las consecuencias inmediatas de esa provocación, la visita a la antigua Formosa ha revelado el trascendental desafío que, detrás de las tensiones desatadas desde el inicio de este 2022, se está dilucidando sobre el tablero del Planeta, en el que está en juego la configuración de un nuevo orden geopolítico y económico mundial.
No debemos olvidar que Taiwán, por su condición de mayor productor de semiconductores, desempeña un papel fundamental en la cadena de valor mundial y que una crisis de suministros acarrearía graves consecuencias para la industria internacional, agravando las presiones inflacionarias, ejerciendo además una presión adicional sobre los bancos centrales.
Una partida de vital trascendencia para el futuro del sistema de libertades y de economía de mercado en el que frente a la ofensiva desatada por los autócratas de Pekín y de Moscú, respaldados por la sumisión y la represión de sus regímenes dictatoriales, nos enfrentamos desde Occidente huérfanos de liderazgo y gobernados por unos dirigentes a los que hasta el calificativo de mediocres les queda grande. Empezando por el norteamericano Joe Biden, que, afectado por la caída en picado de su popularidad, ante la inminencia de elecciones parciales y con la vista puesta en las presidenciales de 2024 intenta lavar su humillante y vergonzosa retirada de Afganistán, vendiendo el país y la libertad y seguridad de los afganos a los talibanes.
Ese inquilino de la Casa Blanca, que para esconder su debilidad interna intenta mostrar una fuerza y liderazgo internacional del que carece, impulsando sanciones contra Rusia cuyas consecuencias sufrimos en Europa y vendiendo material bélico al ejército ucraniano de Zelensky, sin impulsar negociaciones serias para poner fin al conflicto, a sabiendas de que la destrucción y los muertos están en Ucrania, a más de nueve mil kilómetros del territorio americano.
Un Biden inoperante también ante el colonialismo y expansionismo económico de China en África y, lo que es más preocupante, en América Latina donde la peligrosa deriva hacia gobiernos populistas y dictaduras filocomunistas -Venezuela, Cuba, Nicaragua, Guatemala, México, Perú y ahora Colombia- representa, en segunda derivada, una grave amenaza para las inversiones españolas en la región y para nuestras exportaciones, ante la pasividad y complacencia del gobierno español y la complicidad de una parte de los miembros podemitas del Consejo de Ministros, que alientan y promueven las mentiras, los infundios y el odio contra España en el subcontinente.
Recordar aquí que España es el segundo inversor mundial en América Latina, después de EE UU, con un volumen acumulado en torno a 150.000 millones de euros y que allí están presentes todas nuestras multinacionales.
Y detrás de Biden, una Unión Europea que ha quedado relegada a un protagonismo meramente testimonial, donde tras la dimisión de Mario Draghi, ni Scholz, ni Macron, ni Vand der Layen dan la talla. Y mucho menos un Pedro Sánchez al que se considera una broma de mal gusto como demuestra la reciente encuesta realizada entre ciudadanos europeos de nueve países en que sitúan la gestión del jefe del gobierno español como la peor de Europa, con una calificación sólo ligeramente por encima del tirano Putin.
Europa es hoy la mejor imagen de esa decadencia de Occidente del que hablaba Oswald Spengler, sin liderazgo definido, falta de unidad económica y de una política exterior común, y sin el coraje suficiente para formar una política de defensa y un ejército común para evitar la dependencia del “primo de Zumosol” americano. Carencias que hoy la imposibilitan para posicionarse como esa cuarta potencia real que pretende ser en el tablero universal y que dista mucho de representar.
Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.