El argumento de ‘El secreto de Vicky’, dirigida por Denis Imbert, no parece muy original, recuerda a otras películas del mismo estilo, como ‘Mia y el león blanco’, o ‘El lobo y el león’, por citar solamente algunas de las más recientes.
Victoria, de ocho años, no ha vuelto a pronunciar ni una palabra desde la muerte de su madre. Su padre, Stéphane, la lleva a vivir en las montañas con la idea de que la situación mejore.
El milagro se produce cuando, durante un paseo en el bosque, un pastor regala a la niña un cachorro llamado Mystery (Misterio). Vicky recobra así la alegría y el habla, pero todo se complica cuando se descubre que Mystery no es en realidad un cachorro de perro sino de lobo, y llega el ineludible debate entre los riesgos de vivir con lo que llegará a ser un animal salvaje, y los de que Victoria vuelva a su mutismo, en medio de una creciente presión contra los lobos por sus ataques a la ovejas de las granjas de los alrededores.
Pero esta película tiene algo que la hace diferente. Y no solo por la historia que cuenta, ni porque el escenario no sea un lugar remoto de África sino las cercanas montañas de Francia.
Llama la atención desde el inicio, con el idílico panorama de un rebaño de ovejas pastando junto a un campo vallado, y luego la cruda realidad de un grupo de cazadores adentrándose en el monte, ataviados con sus amenazantes escopetas.
Queda claro que el verdadero protagonista de la película es la compleja y difícil relación que existe entre el hombre y el lobo, pero lo hace sin caer en la ñoñería, pese a que es una película dirigida también a los niños.
‘El secreto de Vicky’, la ultima propuesta de A ContraCorriente Films, es una película para ver en familia, que permite plantear con los más pequeños cuestiones como la amistad, el amor, la curación de traumas y de heridas gracias a los animales. Pero también pone encima de la mesa y con toda crudeza (no exenta, desde luego, de sensibilidad) la viabilidad de querer transformar un animal salvaje en mascota, la dificultad de la convivencia de éste con la ‘civilización’ , sobre todo con los granjeros y ganaderos, o lo fácil es que apretar el gatillo.
La actuación de todos los protagonistas de ‘El secreto de Vicky’ es brillante, destacando especialmente los animales, no solo Mystery.También es memorable la labor del padre, Vincent Elbaz (“Un amor de altura”), sin olvidar a Shanna Keil como Vicky. Y sobresale la música, compuesta por Armand Amar. También es notable la fotografía de Fabrizio Fontemaggi, especialmente de los paisajes montañosos y del bosque.
La película logra una gran química y conexiones muy poderosas, con escenas en las que hasta el espectador más frío no tiene más remedio que simpatizar con los personajes, sentir su tristeza y compartir sus momentos de alegría.
Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.