Berlusconi presentará su dimisión una vez aprobado su plan de ajuste

08/11/2011

Maite Vázquez del Río. Ni algunos ministros de su gabinete, incluido el ministro de Finanzas, ni muchos diputados de su partido aprueban su gestión, a los que el primer ministro contesta que se siente "traicionado".

Silvio Berlusconi está viviendo sus peores semanas. Ni los escandalosos juicios de sus orgias le pusieron a los piés de los caballos, pero sí su falta de credibilidad ante Europa y la economía mundial, que ha puesto en pie de guerra a varios de sus ministros, incluido el de Finanzas, y ha conseguido declararse en rebeldía a numerosos diputados de su partido, a quienes acusa de haberle traicionado. El primer ministro italiano veia a primera hora de la tarde del martes superada una moción de confianza con la aprobación de los Presupuestos de 2012, una alegría que sólo reflejó inicialmente hasta que la prima de riesgo del país se ponía por encima de los 500 puntos como respuesta de los mercados a su «triunfo», al tiempo de que era consciente de que cada vez son menos votos con los que puede contar en el Parlamento.

Pocas horas después era convocado por el presidente de la república italiana, Giorgio Napolitano, quien tras una profunda conversación, anunció en un comunicado que Berlusconi dimitirá en cuanto el Parlamento vote su ley de reformas que contiene las exigiencias de la Unión Europea y del FMI, encargados de supervisar que las medidas se adopten con carácter urgente por el G-20 la pasada semana.

En el comunicado de Napolitano se explica que el propio Berlusoni le trasladó su «gran preocupación por la urgente necesidad de dar respuestas puntuales a las expectativas de los socioes europeos» con la aprobación de los presupuestos de 2012 que han incorporado parte de las recomendaciones de la Comisión Europea. No obstante, todavía queda pendiente de aprobar en dichos presupuestos una enmienda con todos los compromisos que hizo Berlusconi en la Cumbre Europea de finales de octubre, y que ratificó la pasada semana en la Cumbre del G-20. El objetivo es lograr la estabilidad financiera de las cuentas públicas del país, que se logrará según las previsiones del Gobierno italiano en 2015. El problema es el 120% de deuda pública que tiene contraída el país, cerca de 1,7 billones de euros.

Y una vez que las medidas de austeridad de los presupuestos y el resto del ajuste tenga el visto bueno del Parlamento, explica el comunicado del presidente Napolitano, el primer ministro «pondrá a disposción del jefe del Estado su cargo, que procederá a las consultas habituales» a fin de formar un nuevo Gobierno, teniendo en cuenta los resultados  de las elecciones que se celebraron en 2008, en las que Berlusconi salió elegido primer ministro, para que cada partido con representación parlamentaria haga su propuesta, tanto del partido que obtuvo la mayoría en los citados comiciones como del partido de la oposición.

Sin la mayoría parlamentaria Berlusconi poco puede hacer para defender su cargo de primer ministro. Logró aprobar las cuentas del Estado a duras penas, con 308 votos a favor, ocho votos por debajo de la mayoría absoluta, y dos menos de los cálculos que el propio «cavaliere» había hecho antes de entrar en el Parlamento. De ahí su enfado y su afirmación de que «me han traicionado», para agregar a continuación que no daba crédito a lo que había sucedido. Hasta se preguntaba «¿pero éstos a dónde quieren ir? ante un grupo de diputados de su partido.

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