La hora de Feijóo

01/04/2022

Josep M.Orta.

El inminente congreso del PP puede ser la puerta que se abra para un profundo cambio en la política nacional. Será en Sevilla como lo fue en 1990 el cónclave que entronizó a José María Aznar tras la tormentosa e infructuosa presidencia de Antonio Hernández Mancha. Algo parecido sucede ahora donde Alberto Núñez Feijoo relevará a un Pablo Casado que se ha erigido durante su esperpéntico mandato en el líder del “no a todo”.

Si en 1990 fue el congreso de la refundación donde Aznar consiguió agrupar bajo sus siglas a todo el centro derecha, ahora la situación no deja de tener paralelismos dado que el partido también ha perdido el norte, unas veces centrista y otras de extrema derecha lo que ha propiciado que ante tanta confusión provocara el crecimiento de VOX, una formación que tiene unas propuestas claras, aunque con frecuencia huelan a fascismo.

Feijoo para muchos es “el deseado” y las adhesiones que ha tenido desde que anunció su candidatura le deja las manos libres – al menos durante un cierto tiempo ycon permiso de Díaz Ayuso y otros poderes fácticos – para resituar el partido en un espacio político concreto y en posibilitar cumplir con las obligaciones constitucionales para la renovación de cargos e incluso abre la puerta a pactar con los socialistas los temas de estado. Con lo que la crispada vida política española puede cambiar significativamente de rumbo.

Es significativo que se desmarque del pacto de Fernández Mañueco con VOX en Castilla y León antes de que el gallego accediera a la presidencia de los populares. Siempre podrá decir que no es su responsabilidad este incómodo (esperemos) compañero de viaje ya que se lo ha encontrado hecho.

Feijoo tiene experiencia de gobierno tras su larga gestión en la presidencia de la Xunta donde ha tenido que controlar los beligerantes caciques que controlan el partido gallego y que con frecuencia son más inquietantes que sus rivales políticos. Con este bagaje parece que no le ha de costar mucho para controlar a los dirigentes díscolos del PP. Es más, si estos pretenden seguir en política tratarán de pasar desapercibidos una temporada para que vuelvan a confiar en ellos en próximas contiendas electorales.

Tras el próximo congreso Feijoo tendrá que redefinir el espacio político que el PP tiene que ocupar en la vida política (no se puede estar en misa y repicando), aunque primero tiene que poner orden en sus filas para hacer una oferta clara al electorado. Aún un tema no menor, ver como afronta los numerosos casos de corrupción que tiene su formación (otra vez el eslogan de Aznar en sus primeras campañas: “nosotros tenemos las manos limpias” o el “podemos meter la pata pero no la mano)-

Aznar accedió a la presidencia con un partido en descomposición y con un programa claramente centrista (hay que recordarlo) acabó llevándolo a La Moncloa. El PP es posible que hoy no esté tan mal, pero la situación y posiblemente las soluciones no dejan de tener significativos paralelismos. Ahora es la hora de Feijoo.

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