La primera víctima de una guerra es la verdad. Esto es sabido y constatado, sin embargo la segunda es la ley. En una guerra se pueden violar todas las leyes que con más buena fe que efectividad se proclaman en tiempos de paz. Pero una vez que irrumpen los cañones estos buenos deseos saltan por los aires para imponerse el “aquí vale todo”, siempre y cuando te salga bien.
Si ganas todo son medallas y honores dejando al margen esa letra pequeña que son las reglas de juego. Si pierdes ya sabes que te esperan los tribunales de los vencedores que aplican la justicia del enemigo.
Ahora muchos tenemos los pelos de punta por la evolución de la invasión rusa a Ucraína. Las razones de Putin para justificar este acto no están claras y sus condiciones para acabar con el conflicto no son otras que la rendición incondicional. El dictador ruso, para muchos, tiene las mismas razones en sus actuaciones que las que en sus últimos días de presidencia tuvo Donald Trump y su manera de actuar tiene no pocos paralelismos.
Uno pensaba que en el siglo XXI las guerras quedaban reducidas a conflictos locales que no eran otra cosa que una feria de muestras para probar el nuevo armamento y que las verdaderas batallas se planteaban en temas económicos, de expansión de mercados, de imposición de marcas… y estos conflictos está claro que son menos espectaculares pero sus consecuencias también son trágicas.
Sin embargo ahora parece que retrocedemos en tiempos relegados a los libros de historia y vuelven las guerras en campo abierto. El que encuentra más resistencias para lograr sus objetivos no tiene inconveniente en realizar amenazas nucleares y no sólo bombardear población civil, escuelas y hospitales, si no que se atreve con las centrales nucleares y amenaza con un “lo peor está por llegar”.
Y en este rio revuelto, como en todas las guerras, hay quien pesca en beneficio propio aprovechando que sus acciones pasarán desapercibidas.
Y a los espectadores pasivos de este conflicto no nos queda otro remedio que tratar de interpretar el puzzle de lo que está pasando con una evidente falta de piezas.
Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.