Prisioneros de las palabras, dueños de los silencios

30/12/2021

Josep M. Orta.

Un político de una cierta relevancia me confesaba que el día que no salía en los titulares de los diarios, no ocupaba un espacio en los informativos de los medios audiovisuales o tenía un cierto protagonismo en las numerosas tertulias le invadía la sensación de que estaba perdiendo el tiempo y que aquel día no le había sido fructífero. Es aquello de “que hablen de uno, aunque sea bien”.

Ocupar un cierto espacio en los medios de comunicación hoy en día es muy caro lo que propicia que los asesores de imagen hagan funconalr sus neuronas para encontrar un hueco a sus asesorados para ocupar titulares. Desde el “taur del Mississipi con que Alfonso Guerra calificó a Adolfo Suárez hasta el “váyase señor González” de José María Aznar pasando por el “a la mierda” que un indignado José Antonio Labordeta que dirigió a los diputados que se ausentaban durante su intervención.

Hace tiempo que la cortesía parlamentaria está de vacaciones así como la educación de algunas señorías. El “dale caña al mono que es de goma” cada vez se utiliza más especialmente por quien no tiene el poder. Como dijo Giulio Andreotti “el poder desgasta a quien no lo tiene” y para hacerse notar, especialmente en esta legislatura, algunos han sustituido los argumentos por el “no a todo”, aunque su política resulte contradictoria. Y de aquí han pasado a los insultos, a las descalificaciones personales, a denigrar a rivales por su físico… Ello no es ajeno a los problemas de mantener el liderazgo que algunos sufren en su formación. Como dijo Pio Cabanillas “cuerpo a tierra que vienen los nuestros” o lo estéril de su labor como oposición

Ahora parece que hay una carrera para ver quien la dice más gorda y cada vez va subiendo el tono para lograr un efímero protagonismo sin tener en cuenta que hay archivos de papel, voz o imagen que se conservan y que en su debido momento pueden ser testimonios incómodos. La presencia en los medios, a veces, puede ser pan para hoy y hambre para mañana.

La gran pregunta es si tras haber sido los bufones de la Corte si algún día lograran el poder realmente se podrían reconvertir en sensatos hombres de estado. Quizás sería bueno que tomaran ejemplo de la máxima de William Shakespeare cuando constataba que “el hombre es prisionero de sus palabras y dueño de sus silencios. Suponiendo, claro, que algunos licenciados sepan quien es el escritor inglés.

PD .Aunque sea utópico, soñemos que el 2002 sea el “primer año mejor”

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