Durmiendo con su enemigo

03/11/2021

José María Triper.

Dijo Pedro Sánchez que no podría dormir con Podemos en el Gobierno y a las primeras de cambio se encamó con Pablo Iglesias al que utilizó hasta que dejó de interesarle y puso los ojos en alguien que le parecía más seductora y más sumisa, pero que una vez encumbrada, no sabemos si le deja dormir, pero para muchos de sus colaboradores se ha convertido en la principal amenaza para sus intereses políticos y personales, y para los del Gobierno que preside, su partido y el país que debería gobernar.

Yolanda Díaz, que fue una creación de la factoría ahora disuelta Sánchez&Redondo Producciones, ha germinado desde la vicepresidencia segunda del gobierno su propio proyecto político, que se ha creído la presunción del tal Iván de que puede ser la primea mujer presidenta del Gobierno de España y que le tiene tomada la medida al Presidente. El personaje ha cobrado vida propia, se ha emancipado, necesita vender gestos y triunfos palpables por su labor en el Gobierno y a imagen y semejanza de su todavía jefe en el Ejecutivo, antepone sus intereses personales a los del Estado.

Ese es su objetivo y por eso no va a romper aún la coalición de Gobierno con el PSOE. Otra cosa será en 2023. Díaz necesita tiempo para venderse como alternativa de la izquierda y, sobre todo, poque también tiene al enemigo en casa con sus compañeras de Gabinete, Belarra y Montero a la cabeza, lo que hace su primer prioridad sea la desaparición de esa Unidas Podemos, formación por la que se presenta pero que no milita. Es fría, calculadora y analista y sólo es cuestión de tiempo el que lo consiga, y no muy a largo plazo.

En Moncloa y en la sede socialista de Ferraz ya no ocultan que preocupa el alza de Yolanda Díaz, saben que supera al Presidente en imagen y valoración, que Unidas Podemos no es un socio fiable y va por libre y que está subiendo en intención de voto precisamente a costa del PSOE. Las últimas encuestas serias y fiables, no las de Tezanos, dejan al partido de Sánchez por debajo del centenar de escaños en el Congreso y los podemitas vuelven a superar los 25, mientras el Partido Popular podría gobernar con el apoyo de Vox, que se acerca a los sesenta diputados.

A los condicionantes políticos se unen también los problemas económicos con una inflación desbocada, precios energéticos desorbitados, menos crecimiento, más déficit, mayor endeudamiento, aumento del desempleo y empobrecimiento general. Sólo la llegada de los fondos europeos puede salvar la cara a Sánchez, pero para que Bruselas mande el dinero hay que hacer recortes y reformas y si aprueba esos ajustes dinamita la credibilidad del PSOE para muchos años, facilita el ascenso de Yolanda Díaz y su nuevo proyecto que romperán la coalición y pierde el apoyo parlamentario de los Frankestein para no aparecer como cómplices de los recortes

Un escenario que se está incubando y todo apunta empezará a tomar cuerpo en la segundad mitad del año próximo. Ahí empezará el calvario de Sánchez y ahí es donde en el PSOE, pero también de Unidas Podemos y el PP, estiman que Sánchez se verá obligado a convocar elecciones. Incluso sabiendo que las pierde, pero entregando el poder a un PP no muy fuerte, que necesariamente tendría que pactar con Vox y que estaría forzado a acometer esas reformas. “Mejor irse a la oposición fuertes y con credibilidad que irse en dos años con el partido destruido por incompetencia, por pérdida de credibilidad y por los cantos de sirena de una enemiga que les dispute la hegemonía de la izquierda”, afirman voces autorizadas del PSOE. Amén.

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