Tras meses hablando de la mesa de diálogo entre los gobiernos español y catalán por fin se vieron las caras con una previa con la entrevista entre Pedro Sánchez y Pere Aragonés. Como era previsible acordaron seguir viéndose y no fijando calendario para continuar las negociaciones, pero advirtiendo las dos partes que va para largo.
Sin embargo tras este encuentro hay no poca letra pequeña en la que Pedro Sánchez ha salido especialmente airoso. Por una parte ha conseguido de alguna manera que se iniciaran unos contactos largamente prometidos, pero por otra ha logrado no dar carnaza a los partidos de extrema derecha al no solventarse la reunión con ningún acuerdo palpable, al fin y al cabo el protagonismo mediático (que hoy en día parece que es el que cuenta) ha sido muy discreto. También, y no es tema menor, ha dado un paso importante para lograr el futuro respaldo de ERC en los próximos presupuestos .
En el bando nacionalista es evidente que Aragonés ha demostrado a sus socios quien preside el Govern, y se ha negado en redondo a que personas que no fueran consellers se sentaran en la mesa negociadora. Sin embargo la jugada tampoco le ha salido mal a los responsables de Junts, que desde el primer momento han desconfiado de que estos encuentros lleven a ningún puerto y ha ratificado su postura de preconizar el enfrentamiento directo con el Estado. En este aspecto ha sido lo que llaman un win to win muy espectacular pero en los dos partidos enfrentados sabían donde querían llegar para que la cuerda no se rompiera.
Parece que las evidentes diferencias entre unos y otros son una suerte de juegos florales que no van más allá que la disputa que mantienen Junqueras y Puigdemont para lograr ser el partido hegemónico de un mapa político con mayoría nacionalista. El final del camino que prometen ambos es la amnistía y el referéndum de autodeterminación, pero las urgencias para lograrlo son muy distintas.
Finamente hay un tema no menor que ha pasado bastante desapercibido, que es la masiva manifestación independentista de la Diada. El mundo nacionalista cuando tocan a rebato responde, pero también – y esto es lo significativo – este acto representó a nivel colectivo una gran desautorización en toda regla del tacticismo de los dos grandes partidos nacionalistas. El mensaje delos asistentes fue claro: Déjense de pelear entre ustedes, acaben con las descalificaciones y pónganse a trabajar para conseguir lo que propusieron en sus programas electorales y que por ello lograron la mayoría absoluta: Pongan la directa para lograr la independencia. Y este detalle no es menor.
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