Peter Green, el guitarrista más fino y elegante del blues rock británico que es como decir del blues rock sin más, acaba de morir a la edad de 73 años, al parecer “mientras dormía”, según un comunicado remitido por su familia.
Peter Green cofundó el legendario grupo Fleetwood Mac junto a John McVie y Mike Fleetwood en 1967. Después de tres años de colmar de canciones de belleza perfecta las listas de medio mundo y de publicar temas imperecederos, le dio una especia de siroco y abandonó el grupo. Problemas derivados del consumo de drogas, mezclados con una sensibilidad especial, timidez y modestia y una idea del éxito y la fama poco acorde con la que tiene el resto de la humanidad, le llevaron a buscar trabajos como el de enterrador o el de limpiador de ventanas.
Tras tratamientos diversos que incluyeron electroshocks, volvió a la música, realizando conciertos en plan más discreto y elaborando discos en los que imperaba el blues “britanizado” y una guitarra suave, frágil, delicada como la salud de Green. El blues, precisamente, fue su seña de identidad y su guía artística.
No en vano, comenzó su carrera con John Mayall y los Bluesbreakers y debido a su imbricación con el blues, uno de sus discípulos más reconocidos, Gary Moore, le dedicó un álbum completo en 1995, al que tituló “Blues For Greeny”. También es notable la admiración de Carlos Santana por Green, al que debe uno de sus mayores éxitos, la ya citada “Black Magic Woman”.
Hace pocos meses, su antiguo colega en los Mac, Mike Fleetwood, le organizó un homenaje en Londres donde intérpretes de ayer y de hoy le rindieron un merecidísimo tributo en Londres. Fue el 25 de febrero de este año. Allí estuvieron, David Gilmour de Pink Floyd; Steve Tyler de Aerosmith; John Mayall; Bill Wyman de los Stones y Billy Gibbons de ZZ Top, entre muchos otros. Sonaron “Black Magic Woman”, “Albatross”, “Man of the World”, “Oh Well”, “Green Manalishi” y tantos otros éxitos compuestos por el sin buscar la fama.
Él no apareció en escena. Su eterna timidez y su deseo de alejarse de la fama se unieron a su mala salud. Esa ausencia fue premonitoria. Justo cinco meses después se alejaba de los focos definitivamente. Pero no creo que, cuando se sitúe en el definitivo Olimpo de los dioses de la guitarra, junto a Hendrix, le permitan ocultarse. Ya forma parte de la historia.
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