A la espera de que septiembre acoja nuestras zozobras con novedades editoriales de calado, permítanme recomendarles pasatiempos estivales con los que apurar estos calores que nos quedan y el mismo mar de todos los veranos sea clemente, amigos y amigas, y que sobre las venideras hojas secas escribamos un futuro mejor. Bien. Pero ahora es ahora. Verano.
1. Verano y humo (me atrevería a decir). Humo pretérito de marihuana. Aquí tienen a los abuelitos de Beavis&Butthead, los bisabuelos de la tropa de niños salvajes de South Park. Con ustedes: ¡los fabulosos Freak Brothers! Se reeditan las tribulaciones a tinta de estos fumetas de los 60 y enternece la ingenuidad de estas tiras cómicas que, tiempo ha, escandalizaron a los biempensantes . Dos son los grandes nombres del cómic underground estadounidense: Robert Crumb y Gilbert Shelton. Crumb nos dio sus jacas culonas y sus insignificantes don nadies atormentados y Mr. Snoid contra el orbe y Shelton parió a estos freaks, puro sarcasmo de la parroquia marihuanera y hippie del San Francisco que desayunaba ponche de ácido lisérgico. Shelton disfrutó de aquel verano del amor, ilustró pasquines para los Jefferson Airplaine y, concluidos los buenos y viejos tiempos, se largó a Francia, donde comparte exilio con Crumb, por cierto, y conserva su porte contracultural, greñas de porrero y camisa tejana. Esto es historia del cómic, camaradas, y además muy divertida.
2. ¿Qué dirían ustedes de una película de zombies protagonizada por Paco Rabal, Manolo Zarzo, Mel Ferrer y Maria Rosaria Omaggio y cuya escena culminante se desarrolla en la montaña rusa del Parque de Atracciones de Madrid? Pues que, naturalmente, ese delirio tiene que ser toda una joya del cine Z. Cine de palomitas a la española del que se hizo (y abundantemente) en la España de los 60. 70 y 80. Porque aquí se rodaron pelis de monstruos, vampiros, muertos vivientes, de guerra, de ciencia ficción, del Oeste, de aventuras… Todo subgénero fue abordado por un puñado de verdaderos creyentes de la religión del celuloide barato. Así Paco Rabal fue héroe de acción en la mencionada Invasión de los zombies atómicos, Telly Savalas compartió rodaje con Silvia Tortosa en Pánico en el Transiberiano, Ray Milland (el oscarizado intérprete de Días sin huella o Crimen perfecto) se despidió del cine a las órdenes de Armando de Ossorio en Serpiente de mar y Julio Verne tuvo su adaptación celtibérica en Viaje al centro de la tierra de Juan Piquer. Todo eso y mucho más nos lo encontramos catalogado en Spanish Explotation. Sexo, sangre y balas de Víctor Matellano. No esperen un texto erudito ni excesivamente ordenado. Se trata de un cariñoso batiburrillo de cartelería trash, entrevistas a cineastas del universo exploit y reseñas de imposibles subproducciones. Con decirles que hasta tuvimos nuestra versión psicotrónica de Superman que titulamos, sin pudor alguno, Supersonicman y lanzamos a volar con música discotequera de la que sonaba, por aquellos 70, en los discopubs donde se bebían cubalibres de Larios.
3. Madrid, Madrid, Madrid. Y más concretamente el Madrid castizo de Lavapiés, Cascorro e inmediaciones. Ese es el territorio que tiene bajo su jurisdicción Julio Cabria, detective y jugador de póker sin suerte. Al investigador creado por Óscar Urra yo lo he descubierto en A timba abierta pero sus aventuras continúan en Impar y rojo y Bacarrá. Por si están saciados (y hasta empachados) de la novela negra que llegó del frío, aquí tienen producto nacional. Cabria sigue los pasos del Toni Capintero de Juan Madrid y nos acerca a esos rincones oscuros de la ciudad que (de verdad) nunca duerme.
Tres sugerencias ligeras para las largas siestas de agosto, que ya vendrán días de tomarnos las cosas más en serio.
Los fabulosos Freak Brothers. Gilbert Shelton. Ediciones La Cúpula. 144 páginas.
Spanish Exploitation. Sexo, sangre y balas. Víctor Matellano. Prólogo de Alaska. T&B editores. 255 páginas.
A timba abierta. Óscar Urra. Salto de Página. 154 páginas.
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