Los días 22, 23 y 24 de julio se celebró en Helsinki el festival metalero más cañero de todo el país, el Tuska Open Air, donde se contaba con la presencia de los grupos más importantes del panorama finlandés, sueco y noruego, además de algunas estrellas internacionales como Blind Guardian o Morbid Angel.
La lluvia, que se intercalaba con un intenso sol y calor, no pudo con las fuerzas de los congregados en el recinto de Suvilahti en el parque de Sörnäinen, y pude comprobar en persona como esa leyenda sobre la frialdad de los norteños es completamente infundada.
A pesar de haber tres escenarios y que algunos conciertos se celebraban al mismo tiempo en dos de ellos, nunca faltaba un enorme grupo de personas congregadas en torno a los escenarios, coreando el nombre del grupo, sus canciones o algunos lemas en finlandés que por desgracia no fui capaz de traducir.
El escenario “Inferno”, un poco más pequeño que los otros dos (Radio Rock y EMP) se reservaba para grupos menos conocidos pero mucho más cañeros. Con algunas formaciones como Moonsorow se llenó por completo de locos metaleros manchados de algo que parecía sangre y que palmeaban, cantaban y gritaban. Los finlandeses Moonsorrow, por su parte dieron al público lo que pedía, ofreciendo un gran concierto que me sorprendió gratamente por la combinación de música folk con voces guturales.
El resto de grupos conocidos que tocaban en los otros escenarios también lo dieron todo, como por ejemplo Épica, con su bellísima cantante que, aunque es un poco sosa sobre el escenario, canta como los ángeles; y Witchery donde se organizo un impresionante “pogo”.
Katatonia era probablemente el grupo estrella del sábado y fueron acogidos con intensa emoción, sin embargo pese a su técnica incuestionable y su sonido tan particular, no me terminó de convencer ese sonido demasiado oscuro y un repertorio cargado de canciones de medio tiempo.
Curiosamente si tengo que destacar un grupo que me sorprendió y logró sacar la metalera que llevo dentro fueron los Church of misery, un grupo de doom metal japonés no demasiado conocido internacionalmente pero que en Finlandia tiene un gran número de seguidores. Tras hacer ellos mismos la prueba de sonido salieron a darlo todo literalmente. Su cantante era todo fuerza y locura, su figura recordaba a las estrellas de rock setenteras, demasiado alcoholizadas pero que sin embargo no perdían ni un ápice de su talento. Pude ver como todo el recinto del escenario Inferno se dejaba arrastrar por su locura, cuando en la tercera canción se subió a los altavoces y saltó (desde unos tres metros) pensé que el concierto había terminado, sin embargo surgió del humo y continuó como si nada. Para finalizar, cuando el público estaba totalmente enfervorecido pidiendo un Bis y la organización se lo negó, el guitarrista salió y destrozó su guitarra haciendo que el público terminara de perder el control, toda una locura, pero a fin de cuentas eso es lo que se espera en un concierto de este tipo.
Sobre la organización del festival no se pueden decir más que cosas buenas, aunque el recinto era de piedra, lo que es una pena en un país con tanto verde, no había que esperar colas para nada, había baños limpios incluso con gel desinfectante, varios recintos de comida y bebida (a los que sólo se podía acceder si eras mayor de edad). En cuanto a la puntualidad, todos los conciertos comenzaron exactamente a su hora, la única pena es que algunos del escenario Inferno y del EMP fueran al mismo tiempo.
En resumen, fue una experiencia inolvidable y que recomiendo a cualquier persona que le guste el rock o empaparse de la cultura nórdica (no digo vikinga porque a los finlandeses no les gusta considerarse vikingos). Sólo me queda decir la frase con la que terminaban todos los grupos sus conciertos: “Kiitos Tuska”
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