Dice Miguel Ángel Fernández Ordóñez que se niega a decir que cinco entidades españolas han suspendido los test de estrés europeos y tiene razón. Posiblemente, se niega bien porque una salida de este tipo es la que evita que todas las miradas, y el suspenso, se dirija directamente contra él.

El señor Gobernador, espoleado por un José Luis Malo de Molina inasequible al desaliento, pasa más tiempo pidiendo reformas laborales que haciendo sus propios deberes. Usted ha descuidado su tarea fundamental ante los test de estrés, la de «lobby» ante la EBA y sólo así puede entenderse que las provisiones genéricas no se contabilicen como capital.

Francia e Italia salen limpios, cuando todos sabemos que sus sistemas financieros no son más fuertes que el español. Alemania retira al que iba a suspender antes que «salir en los papeles» con un borrón. Ahora todos sacan pecho y nos vuelven a señalar con el dedo cuando no deberían poder hacerlo.

En los corrillos financieros, señor Gobernador, le señalan a usted como uno de los responsables directos del desaguisado. Estos resultados, deberían haberse evitado, señor Gobernador.