Tras el “martes negro”, a cara de perro

13/07/2011

Luis Díez.

Ni un signo de unidad ni una señal de coincidencia ante la delicada situación de la economía española. Nada. El presidente del Gobierno y el líder del principal partido de la oposición ignoraron el “martes negro” y la crisis de la deuda soberana que nos cuesta la mitad de la recaudación por IRPF (40.000 millones de euros), y ofrecieron a primera hora del miércoles en el pleno del Congreso el consabido enfrentamiento en el que José Luis Rodríguez Zapatero sigue siendo el causante de los males de la patria y Mariano Rajoy Brey sigue sin arrimar el hombro, creyendo que el Gobierno es fruta madura y está a punto de caer.

Rajoy ofreció una variante de su discurso sobre la necesidad de anticipar las elecciones generales diciendo que estamos con “un Gobierno provisional y desacreditado, con un presidente en funciones”. Y Zapatero le contestó que tenemos un Ejecutivo “con todas sus facultades constitucionales”. El presidente, que apeló al “respeto institucional”, aseguró que habrá un crecimiento del PIB en el segundo, tercero y cuarto trimestre del año, y eso significa que la recuperación se consolida, aunque no permita crear empleo de forma “significativa”. Rajoy le replicó que no camufle las cifras y “diga la verdad”.

Aparte del consabido y cansino rifirrafe, el discurso de proclamación que pronunció el sábado el ex vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, fue esgrimido por Joan Ridao, de ERC, para resaltar las contradicciones entre Zapatero y su aspirante a sucesor en política fiscal. Como se sabe, Rubalcaba prometió equilibrar el peso de la crisis sobre los que no la han pagado, anunció la reposición del impuesto sobre los patrimonios significativos y un plan para que parte de los beneficios de la banca se dediquen a crear empleo. Zapatero defendió la capacidad de su sucesor de formular alternativas, faltaría más.

En la misma línea abundó la portavoz del Grupo Popular ante la vicepresidenta Elena Salgado, que ahora ocupa el escaño de Rubalcaba en el banco azul mientras éste ha pasado a la segunda fila de la bancada socialista, y ésta reiteró que no tiene previsto reponer ni subir ningún impuesto. En el futuro, Dios dirá.

Luego ya, aunque parezca insólito, el PP no utilizó el “caso Faisán” en el estreno del ex secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, como ministro del Interior. Por el contrario, el mismo día en que el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruth procesaba a tres de sus subordinados por los indicios del “chivatazo a ETA”, el popular Arturo García Tizón, le preguntó si le parece “ético” que el candidato socialista haya empezado a organizar las elecciones siendo aún ministro del Interior. Camacho le contestó que sí, porque el dispositivo electoral depende de Interior. Lógico.

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