Una miniatura

04/07/2011

Daniel Serrano.

Manuel Vilas es un redomado cabronazo capaz de convertir una serie de crónicas sobre la extinta Expo de Zaragoza en un jolgorio de derivaciones literarias y humorísticas y en una verbena donde pasarlo requetebién. Así lo digo porque así lo siento. Es esta (esta es) una miniatura de extraordinario valor jocoso y un pellizco en las nalgas de toda autoridad.  Arranca así: “Aún podía sentirse en el aire un reguero del Channel de doña Leticia cuando llegué a la Expo. Qué resplandor. Qué luz política”. Háganse una idea de la irreverencia de Vilas, capaz incluso de arremeter contra su amado Bob Dylan sin tapujo alguno: “El abuelo americano daba pena. Su americana de almirante del IV Reich de Ninguna Parte era si acaso lo único interesante del concierto de ayer en Zaragoza. (…) Hasta el cadavérico Lou Reed está más vivo que Dylan”. Y vean lo que escribe acerca del motivo central de aquella Exposición Internacional que (¡ay!) no volverá (el agua, por si no se acuerdan – que no se acordarán-): “El agua es para mí, en estos momentos, la santa hostia. Cada vez que me bebo un vaso de agua le doy las gracias a: Juan Carlos I, Mariano Rajoy, ZP, y al Gran Belloch”. Manuel Vilas es el columnista que nos hace falta, el cronista pop de tanta impostura y no sólo eso porque este libro del que hablo (MV Reloaded) incluye, además, otros textos deliciosos, tomados de su blog y convertidos en tinta impresa, ñam.

Manuel Vilas tiene un estupendo volumen de relatos titulado Aire nuestro y ahora toca rastrear a la busca de esta microscópica compilación si quieren pasar un buen rato.

Manuel Vilas escribe: “Mi perro Golo ha muerto esta tarde, tenía 14 años y 3 meses. Era el mejor de los hombres”. Emocionante Vilas.

Manuel Vilas trufa cada texto de hallazgos sorprendentes y al sano cachondeo que profesa como una religión se le une una capacidad literaria que el tío, a veces, intenta disimular. Pero a la que se descuida le sale el gran escritor y poeta que lleva dentro.

Percibirán que clamo desde la entrega absoluta y que Vilas es de esos que (sospecho) o amas u odias y que habrá quien sólo vea en sus escritos bromitas desconsideradas. No, no, no. O sí. Yo qué sé. Lo único que sé es que a mí Vilas me exalta y que cuando le leo quisiera ser Vilas y publicar en el Heraldo de Aragón.

Ejemplo de perfecto análisis de la profesión literaria es el texto titulado Coma mucha fruta: “El mejor consejo literario que conozco es el que le dio Roberto Bolaño al joven Patricio Pron ‘cuídese, no beba alcohol y coma mucha fruta’. Venía a decirle algo así como que en este negocio de la literatura hay que hacerse de ochenta años mínimo, si uno quiere recuperar la inversión. En este negocio el dinero y la fama llegan tarde, muy tarde. (…) He visto el rostro de perplejidad que se les pone a los escritores célebres cuando se enfrentan al Gran Apagón. ‘Pero cómo me voy a morir ahora, no, hombre, no, no, que se muera otro, un escritor fracasado, pero si tengo la agenda llena de bolos de a seis mil euros’ (…) Borges, Alberti, Octavio Paz, Saramago vivieron muchos años, sabían esto, sabían que todo viene después”. Certero Vilas.

Bueno, a ver si localizan algún ejemplar de esta excentricidad en miniatura y me cuentan.

Yo me he reído mucho.

MV Reloaded. Manuel Vilas. Tropo Editores. 88 páginas.

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