“Un feto de 13 semanas es un ser vivo, claro, lo que no podemos hablar es de ser humano porque eso no tiene ninguna base científica”, Bibiana Aído
Uno se esfuerza por mejorar cada día, por superarse, por alcanzar los más altos estándares de calidad en el desempeño de sus funciones sin apenas obtener recompensa -el mercado laboral no está para fiestas-, para que una mañana desayunes con la noticia de que cualquier inepto puede acceder a las cúpulas de organismos internacionales. Ingenieros o licenciados políglotas con postgrados y amplia experiencia en compañías líderes en el paro -en el mejor de los casos ejerciendo resignados de mileuristas- mientras señoritas como Aído con prácticas en un par de cajas de ahorro y no sé qué puesto en una agencia andaluza de flamenco, ministra por la vía rápida y ahora asesora de ONU Mujeres. ¡Quién tuviese el currículum de Bibiana, leñe!
Por supuesto que hay personas valiosas sin titulación universitaria -nadie es mejor por graduarse ni dichos títulos son garantía de honradez y profesionalidad, aunque es obvio que toda formación suma-, que existen grandes triunfadores admirables hechos a sí mismos, pero no es el caso de esta chica. ¿Acaso su paso por el Ministerio ha dejado los consejos de administración repletos de representación femenina? ¿Tal vez hemos erradicado o disminuido considerablemente las cifras mortales de la odiosa violencia de género? ¿España es ahora referencia mundial en la legislación que regula la conciliación profesional y familiar? ¿La igualdad de salario para idéntico puesto es un hecho real? Lejos de acercarnos a un sí rotundo para cada una de estas respuestas, lo más que alcanzo a recordar de su paso por el Ministerio –de Igualdad Bibiana, no de discriminación positiva– son sus célebres disparates sobre la utilización de la Lengua Española, su promoción permanente del clítoris o sus desvaríos sobre el feto humano. Por cierto, una Igualdad con la que el PSOE nos deja epatados cuando se aleja del marketing imprescindible en período electoral: ejemplar con Chacón en su intento de enfrentarse a Rubalcaba o impulsando el papel estelar que jugaron las féminas en las decisiones que han determinado el futuro del partido, fruto de la voluntad de 17 barones socialistas varones. Mientras, Aguirre, Cospedal y Rudí son investidas presidentas autonómicas…
Aído, sin cualificación, sin eficacia en su gestión y con meteduras de pata que avergüenzan el sentido común, ahora marcha caminito de la ONU. ¿Pero sabían cuál ha sido el salvoconducto exprés de Aído a este organismo? El bolsillo del contribuyente a través de la friolera de casi 100 millones de euros “para promover la igualdad entre hombres y mujeres a nivel mundial” que el Gobierno de España cedió en 2010 a ONU Mujeres, presidido por Michelle Bachelet. Si retrocedemos en el tiempo las aportaciones de nuestro país a esta causa podrían alcanzar los casi 200 millones de euros. Imaginen lo que más de treinta y tres mil millones de pesetas harían por cinco millones de parados, por autónomos en dificultades, por la educación de nuestros hijos, por la mejora de la sanidad patria o por el incremento en la calidad de vida de los mayores.
Lo preocupante es que Bibiana es un caso más, casi anecdótico por lo caricaturesco del personaje. Pero ¿cuántos incompetentes siguen en sus puestos? ¿Cuántos ex ministros, ex altos cargos, ex representantes de las instituciones del Estado caracterizados por su inutilidad, recordados por las tropelías que cometieron en diversos ámbitos, ocupan ahora puestazos en organismos análogos o disfrutan de sueldos millonarios en los consejos de administración más codiciados? Es el sistema establecido que los avispados políticos profesionales exprimen: súbete al tiovivo para no bajar, sólo cambia de caballo.
Twitter: @CarmelaDf
Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.