En 1998 Spencer Jhonson publicó «¿Quién se ha llevado mi queso?», una obra convertida en un clásico de los manuales de gestión. Cuenta lo que sucede cuando a dos ratones y dos hombres cómodamente instalados en un laberinto en el que nunca falta el queso, les quitan éste.
Veinte años después, Rafael Tamames, experto en transformación digital y socio-fundador de Findasense, recoge esa metáfora en «¿Qué robot se ha llevado mi queso?» (Alienta Editorial, 190 páginas). Su respuesta es tajante: no es el robot el que se lleva nuestro queso. «El miedo al cambio nos lo robará» (página 20). Porque «no vamos a ser capaces de enfrentarnos a problemas nuevos con cerebros viejos, debemos desaprender muchas cosas y aprender otras nuevas» (página 21).
El mensaje es claro: «nuestra inteligencia se haya en un momento clave en su proceso de evolución». «A pesar de las muchas preguntas a las que todavía hemos de encontrar respuesta, y de las muchas barreras que nos encontraremos en el camino, la tecnología habrá de ayudar al ser humano a alcanzar nuevos niveles de inteligencia» (páginas 47 y 73).
Rafael Tamames cita al «Deluxe» de Xoel López: «Vivir es aprender a ver en la oscuridad». Y también a Ray Bradbury: «no tengo miedo a los robots, tengo miedo de las personas«.
Y también tiene muy claro que «el acto de creación necesariamente implica destrucción, la destrucción de viejos y habitualmente ineficientes modos de vida y producción». Insiste en que «de esta destrucción brota nueva vida, nuevas oportunidades, bienes y servicios, y nuevas formas de vivir» (página 69).
Para ello «el ser humano se verá obligado a evolucionar más que la máquina». Y esto no es precisamente sencillo: «si queremos entender qué está pasando en las empresas en relación con la tecnología, debemos entender a las personas, y será a partir de ahi que las organizaciones sean capaces de sacar el mayor rendimiento posible a la tecnología» (páginas 79 y 80).
Riesgo de exclusión
El discurso optimista de Rafael Tamames sobre la automatización no es ingenuo. Y lanza un avuiso: «cuanto más avance la tecnología, más riesgos de exclusión hay con aquellos que no se adapten» (página 143).
Para combatir esa amenaza, la educación, traducida en «enseñar a pensar, y aprender a aprender» (página 169). Porque «educación y aprendizaje han de ir encaminadas a descubrir el talento» (página 174). Como dice Chéjov, «el hombre será mejor cuando le enseñes cómo es«. El problema, como formula el genial Donald Draper de la magnífica serie «Mad Men»: «Las personas nos dicen quiénes son, pero lo ignoramos porque queremos que sean lo que nosotros queremos que sean«.
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