Como un organismo de tanto fuste tendrá registradas sus siglas se entiende que ese FMI que pide a Zapatero más valentía para abaratar el despido es el mismo que indemnizó con 176.000 euros a Strauss Khan tras su ejemplar episodio del hotel de lujo. Por cierto, con la tarifa de una noche se saldan en España algunos expedientes de regulación de empleo. Y, sin embargo, a estas mentes tan imaginativas del Fondo Monetario Internacional todo les parece poco siempre y cuando quienes se queden en el paro sean los demás. Ya que uno no aspira a estar a la altura de esos intelectos políglotas y trufados de masters (nada que ver con los cursos CCC) sólo colegir que no hay nada para crear empleo como poder mandar a la calle a los asalariados por cuatro perras.

Sólo quienes fuimos a colegio público no sabemos estas cosas. Pero, por si no fuera suficiente, ya se ha encargado la patronal madrileña CEIM de aclarar que, por ellos, contrato único y a veinte días por año. Una medida tan moderna que recuerda mucho a los primeros traqueteos de la máquina de vapor. Y todo ello iluminado por esa tesis aún más vanguardista según la cual mejor tener un contrato miserable que no tener nada. Claro que para este viaje valía remontarse a las alforjas del esclavismo cuando no había desempleo alguno aunque, eso sí, las condiciones laborales eran manifiestamente mejorables.

Aunque sobre esto último algunos creerán todavía hoy que los latigazos venían a ser todo un aliciente a la productividad como lo son los bonus que se llevan ellos pero en otro estilo. Que te aconsejen apretar las tuercas a los trabajadores aquellos que viven como reyes viene a ser como si un servidor pretendiera darle clases de cocina a Arguiñano. Si tan rigurosos son estos organismos que hagan un trabajo de campo y prueben a sobrevivir un mes con salarios que convierten en envidiables a los ‘mileuristas’ o que traten de sacar a una familia adelante con los despojos de los subsidios, esas ayudas que los listos de los 4×4 y las camisas de rayas con puñitos blancos llaman la ‘sopa boba’ como si fuera el fiel reflejo de su radiografía neuronal.

Y aún así no deja de resultar todo un alivio que el mismo FMI, entre sus recetas, no sólo se cebe con los trabajadores sino que también pida un mayor esfuerzo a las entidades financieras. Eso significa que van a seguir sin concederle créditos y desahuciando pisos, acaso ya no le manden ni el calendario, pero al menos algún presidente de banco de éstos que frecuentan Moncloa se verá obligado, por el qué dirán, a hacer más abdominales en el gimnasio de su mansión con el fin de dar ejemplo de sacrificio. Menos es nada.